La quiebra de Westinghouse pone en apuros a la industria nuclear de EEUU

Planta nuclear en Georgia, EEUU.
Planta nuclear en Georgia, EEUU.
Afp
30 de marzo 2017 - 11:57

El anuncio de la quiebra de la empresa Westinghouse, el miércoles, ensombrece el futuro de la energía nuclear en Estados Unidos, en momentos en que el gobierno de Donald Trump pretende dar nuevo impulso a la industria del carbón.

Charles Fishman, analista de la firma de inversiones Morningstar, dijo que las posibilidades de que se registren inversiones en la construcción de nuevas centrales nucleares a corto plazo son mínimas.

La quiebra de Westinghouse podría ser "el último clavo en el ataúd" de la industria nuclear, dijo a la AFP.

La energía nuclear representa sólo el 9% de la energía utilizada en Estados Unidos, (un 19% de la generación de electricidad), muy por debajo de las cifras del gas natural (32%), el petróleo (28%) y el carbón (21%).

En Estados Unidos, la energía nuclear todavía evoca desastres como el de 1979 en Three Mile Island, en Pensilvania. Ninguna nueva planta nuclear fue puesta en funcionamiento entre 1996 y 2016 y se espera que apenas cuatro entren en servicio hacia 2021.

Aun así, Estados Unidos es el mayor productor mundial de energía nuclear, gracias a la acumulación producida en las décadas de 1960 y 1970, período en que fueron habilitados 99 reactores en aproximadamente 60 sitios.

Con la quiebra de Westinghouse, pocos operadores dispondrán de los medios financieros para construir nuevos reactores.

De hecho, el inesperado alto costo de construcción fue en parte responsable de las penurias de Westinghouse, adquirida por Toshiba en 2006.

La compañía espera completar la construcción de plantas en Carolina del Sur, llamada Summer, y en Georgia, llamada Vogtle.

"La construcción de una planta nuclear es una empresa compleja e históricamente tales proyectos han sufrido cambios en medio del proceso, como la entrada en bancarrota de algunas compañías", dijo Maria Korsnick, presidenta del Instituto de Energía Nuclear, un organismo establecido en Washington.

Mala imagen de la industria

La organización ambientalista Greenpeace reclama el abandono de los dos reactores proyectados. De Vogtle se ha levantado apenas el 40% y de Summer menos aún, el 31%.

Los trabajos podrían retrasarse unos 11 años, con costos anuales de funcionamiento de entre 1.500 y 2.000 millones de dólares, señaló el grupo en un comunicado.

"Desechar los proyectos, en primer lugar aquellos que no son viables, parecería ser la opción más lógica", consideró Greenpeace.

La caída de los precios de otras fuentes de energía, fundamentalmente los del gas natural, que se redujeron en 64% en una década más de una década, ha dejado al sector nuclear en una situación de desventaja.

El gigante estadounidense del sector General Electric -también vinculado a una empresa japonesa, Hitachi- desarrolla una nueva generación de reactores que podrían estar disponibles después de 2030.

Pero el desastre de Fukushima, Japón, en 2011 sin duda no perjudicó la imagen de la industria en Estados Unidos.

Según una encuesta de Gallup publicada este mes, sólo el 46% de los estadounidenses quieren que la energía nuclear se desarrolle, mientras el 50% opinan lo contrario.

Los legisladores estadounidenses consideran un proyecto que favorecería la construcción de reactores más pequeños y más avanzados.

El texto fue aprobado en la cámara de Representantes, con respaldo de los dos partidos, y está siendo debatido en el Senado.

Trump relanza el proyecto Yucca

Según el American Action Forum, un centro de reflexión de centro-derecha basado en Washington, sólo los trámites burocráticos necesarios para conseguir los permisos requeridos para la construcción de un reactor cuestan unos 8,6 millones de dólares al año, y la espera promedio es de una década.

Un marco regulatorio simplificado para reactores modernos podría ayudar a reactivar la industria, sostuvo el congresista de Ohio Bob Latta.

La industria debe hacer frente a otro obstáculo: si bien no contribuye al calentamiento global y no emite gases de efecto invernadero, presenta serios problemas de transporte, almacenamiento y reciclaje de sus residuos.

La propuesta de presupuesto del presidente Donald Trump para el ejercicio fiscal 2018 incluye el financiamiento de un repositorio de residuos en la cadena montañosa Yucca, en el estado de Nevada.

El proyecto ha languidecido durante 30 años, y enfrenta una dura oposición de los grupos ambientalistas y del exsenador de Nevada Harry Reid.

Esa propuesta ha sido hasta ahora el signo más tangible de apoyo a la energía nuclear emanado del gobierno de Trump, pero los fondos involucrados en ella son bajos, apenas 120 millones de dólares.

La principal apuesta del republicano en materia energética parecería ser el carbón, una de las fuentes más contaminantes pero con cuyo relanzamiento el presidente aspira a generar empleo.

Temas relacionados

Si te lo perdiste
Lo último
stats