EEUU acusa a Fiat Chrysler de trucar motores para manipular emisiones

Logo de Fiat Chrysler.
Logo de Fiat Chrysler. / Foto/EFE
Efe
12 de enero 2017 - 14:51

La Agencia de Protección Ambiental (EPA) de EEUU acusó hoy al grupo Fiat Chrysler Automobiles (FCA) de trucar los motores diésel de varios modelos de sus vehículos para manipular las emisiones, aunque el fabricante negó ese extremo.

La EPA informó de que ha enviado a la multinacional italo-estadounidense un "aviso" referido a "supuestas violaciones de la Ley de Aire Limpio por instalar y no revelar un software de tratamiento de motores" en unos 104,000 automóviles.

Esa normativa exige a los fabricante automovilísticos probar ante el organismo regulador, mediante un proceso de certificación, que sus productos cumplen los estándares federales de emisión a fin de controlar la contaminación del aire

La denuncia se refiere a los modelos 2014, 2015 y 2016 del todoterreno Jeep Grand Cherokee y la camioneta Dodge Ram 1500 con motores diésel de 3,0 litros "vendidos en Estados Unidos", según un comunicado publicado por la EPA.

El software en cuestión reduce la cantidad de óxido de nitrógeno -sustancia considerada cancerígena por las autoridades sanitarias- emitida durante los test oficiales, lo que esconde el hecho de que los motores arrojan más contaminación de la permitida por la ley.

"No revelar un software que afecta a emisiones en el motor de un vehículo es una grave violación de la ley, que puede resultar en la contaminación nociva del aire que respiramos", subrayó la subdirectora de la Oficina de Cumplimiento de EPA, Cynthia Giles.

"Seguimos investigando la naturaleza e impacto de estos artefactos. Todos los fabricantes automovilísticos deben cumplir las mismas reglas, y continuaremos haciendo responsables a las compañías que logran una ventaja competitiva injusta e ilegal", agregó Giles.

La EPA está colaborando con el Consejo de Recursos del Aire de California (CARB), que también ha emitido el mismo "aviso" contra FCA e investiga igualmente el caso.

"Una vez más, un gran fabricante automovilístico tomó la decisión empresarial de saltarse las normas y lo pillaron", afirmó la presidenta del CARB, Mary D. Nichols.

Fiat Chrysler no tardó en responder y divulgó un comunicado en el que la empresa se declaró "decepcionada" por el anuncio de la EPA, al tiempo que negó las acusaciones.

FCA, remarcó la nota, "ha pasado meses aportando información voluminosa en respuesta a las solicitudes de la EPA y otras autoridades gubernamentales y ha buscado explicar su tecnología de control de emisiones a los representantes de la EPA".

La compañía manifestó su intención de "trabajar con la Administración entrante" del presidente electo, Donald Trump, quien jurará el cargo el próximo 20 de enero, para "resolver este asunto de forma justa".

FCA quiere "asegurar" a la Agencia de Protección Ambiental del Gobierno de Trump y a sus clientes que "los vehículos de la compañía con motores diésel cumplen todos los requerimientos reguladores pertinentes".

El anuncio de la EPA provocó una caída de las acciones de la empresa en Wall Street de más de un 13 por ciento y la suspensión temporal de su cotización, aunque luego se recuperaron levemente.

La cotización de las acciones de FCA también fue suspendida en la Bolsa de Milán temporalmente, tras conocerse el informe sobre la implicación del grupo en la manipulación de emisiones de vehículos, y cayeron más de un 16 por ciento tras levantarse la suspensión.

Las alegaciones de la EPA se conocieron un día después de que las autoridades estadounidenses impusieran una multa de 4.300 millones de dólares a Volkswagen (VW) por el escándalo de los motores diésel trucados del fabricante alemán.

Como parte de un acuerdo, VW se declaró "culpable de una conspiración para estafar" a EEUU y a sus clientes que se prolongó más de diez años.

Las autoridades estadounidenses también imputaron por este mismo cargo a seis ejecutivos de la empresa germana, uno de los cuales fue detenido el pasado sábado en Miami (Florida).

Según la acusación, Volkswagen urdió una trama para engañar a las agencias reguladoras estadounidenses y a sus propios clientes mediante el trucaje de los motores diesel, algo que afecta a cerca de 600,000 automóviles en Estados Unidos.

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