Inmigrantes pobres inundan el sur de Texas

Inmigrantes pobres inundan el sur de Texas
Inmigrantes pobres inundan el sur de Texas
Ap
07 de julio 2014 - 17:45

El tránsito de inmigrantes que cruzan hacia Estados Unidos desde México ha aumentado tanto que llevado a la creación de un sistema de transporte especial: autobuses del gobierno aguardan a los recién llegados todas las noches en un camino en Texas.

Estos autobuses, acompañados por camionetas de la Patrulla Fronteriza, ilustran la fuerte y agotadora rutina que enfrentan los agentes fronterizos en una franja de ocho kilómetros (cinco millas) en el extremo sur de Texas, donde ha aumentado el número de personas que pasan sin permiso a suelo estadounidense.

Un reportero de la Associated Press pasó recientemente varios días en esta zona árida a donde llegan numeras personas —familias muy pobres— en medio de un paisaje inhóspito lleno de cámaras de vigilancia, torres con guardias y grupos de patrullaje fuertemente armados.

En este contexto, traficantes de personas y cárteles del narcotráfico se las ingenian para eludir a las autoridades estadounidenses, que están abrumadas por la situación.

El agente Rudy Treviño patrullaba en un parque a lo largo de la frontera y le llamó la atención un movimiento en la oscuridad. Apuntó su reflector hacia el lugar y vio a 14 mujeres y niños que acababan de cruzar en una pequeña embarcación el río Grande.

El de menos edad del grupo, un niño guatemalteco de 14 meses, estaba muy tranquilo en un portabebés de la mano de su madre. La persona mayor era una mujer salvadoreña de 38 años que lloraba con las manos en la cabeza; su hija de siete años se reclinaba en ella.

La mayoría de estos inmigrantes provienen de América Central y muchos llegan con niños. A menudo se entregan a las autoridades apenas cruzan el río, por recomendación de los traficantes, amigos y parientes, que les dicen que al final los dejarán en libertad y les permitirán continuar el viaje hacia su destino.

Para los padres que llegan con hijos, lo anterior ha sido verdad porque Estados Unidos sólo cuenta con una instalación para detener a largo plazo a familias en Pennsylvania, lugar que ya está lleno. A la mayoría de los padres los citan para que se presenten en la oficina de inmigración más cercana a su destino y los dejan en estaciones de autobuses en toda la región suroeste del país.

Los niños que llegan sin padres son entregados al Departamento de Salud y Servicios Humanos, que intenta reunirlos con familiares que ya viven en Estados Unidos.

Ambos grupos reciben con regularidad permiso para permanecer en Estados Unidos mientras se tramitan sus casos, lo que a veces puede durar años.

La disposición de los inmigrantes a entregarse ante las autoridades ha creado un círculo vicioso en el que los traficantes sólo necesitan depositar su carga humana en el lado estadounidense del río, en lugar de llevar a las personas hasta una zona poblada.

Desde octubre, la Patrulla Fronteriza del sector del Valle del Río Grande ha efectuado más de 194.000 arrestos, casi el triple que en cualquier otro sector.

Sólo en la primera semana de junio, los agentes en esta zona al sur de Mission detuvieron a más de 2.800 personas, en su mayoría procedentes de Honduras, Guatemala y El Salvador. La cifra convirtió el lugar en la zona con el volumen más alto de arrestos en toda la frontera estadounidense. Más de 60% de estas personas eran niños.

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