Tunecinos escépticos en víspera de elección histórica

Ap/eu
25 de octubre 2014 - 07:02

En una ruidosa cafetería de un barrio pobre de Túnez, los hombres hablan en voz alta y prestan poca atención a los políticos de debaten en la televisión colgada de la pared. Qais Jebali sirve cafés expresos con rapidez tras de la barra y explica por qué a nadie en el arenoso barrio de Tadamon le preocupan las próximas elecciones.

"Hemos tenido cinco gobiernos desde 2011 y nada ha cambiado sobre el terreno", dijo mientras organiza las tazas del fuerte café negro en bandeja junto a un tazón de azúcar. "La gente pobre no cree en el gobierno porque están marginada, acosada por la policía y no tiene dinero para pagar sobornos".

Fuera, miembros de la Guardia Nacional con chalecos antibalas y rifles de as alto guían a los coches por una rotonda en ruinas. La seguridad se incrementó por un enfrentamiento con presuntos islamistas que tenía lugar a unos kilómetros de distancia.

El domingo, los tunecinos podrán votar al primer parlamento, elegido por cinco años, desde la caída del dictador Zine El Abidine Ben Ali, señalando así el final de la transición democrática. Túnez es el único país de los participantes en el movimiento prodemocrático de la Primavera Árabe que lo consigue. Ahora, muchos ciudadanos expresan su desilusión por la democracia.

Dicen que no ha supuesto prosperidad y parece que solo implica peleas entre políticos y ataques de insurgentes islamistas, elevando los temores de que muchos no acudirán a votar en un país que ha sido descrito como la mejor oportunidad para la democracia en el mundo árabe.

En 2011, el partido islamista moderado Enahda domino las elecciones y formó una coalición de gobierno con otras dos formaciones laicas. En los dos años siguientes, el país se vio azotado por la inflación, ataques de islamistas radicales, asesinatos, y el espectáculo diario de riñas entre políticos en un país acostumbrado durante medio siglo al gobierno de un único partido.

Mientras gobierno y oposición quedaban en punto muerto en medio de la creciente acritud política - y con la posibilidad de un golpe de estado militar contra el gobierno islamista, como ocurrió en el vecino Egipto, de fondo - el gobierno dimitió al final de 2013 en favor de un nuevo gabinete de tecnócratas.

El sondeo del centro de investigación Pew en Túnez mostró que el respaldo a la democracia como la mejor forma de gobierno bajó del 63% registrado en el 2012 al 48%, mientras que la demanda de un líder fuerte creció del 37% al 59%.

El gobierno liderado por los islamistas pudo establecer algunos de los pilares para un nuevo sistema político y escribió una constitución descrita como una de las más progresivas de la región. Pero la confusión y el estancamiento mantienen lejos a la ayuda extranjera, el turismos y las inversiones.

En el último año, las fuerzas de seguridad también han llevado a cabo una serie de operaciones para desmantelar presuntas células insurgentes, la última el viernes en un dispositivo antiterrorista en un suburbio que terminó con seis presuntos extremistas muertos cinco de ellos eran mujeres pistoleras, dijo la policía

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