El centro Westgate reabre sus puertas en Nairobi para pasar página

Centro comercial en Nairobi, Kenia, es reabierto después de un atentado terrorista en 2013.
Centro comercial en Nairobi, Kenia, es reabierto después de un atentado terrorista en 2013. / AFP
Afp
18 de julio 2015 - 09:24

Con los ojos brillantes bajo un pañuelo rosa, Shukri, de 7 años, descubre las tiendas de Westgate, el centro comercial más chic de Nairobi que reabrió este sábado, 18 de julio, casi dos años después del ataque sangriento de un comando islamista.

Nada recuerda a los cientos de visitantes el baño de sangre cometido el 21 de septiembre de 2013 por islamistas somalíes shebab, aliados a Al Qaida, contra este centro comercial. Ni himno nacional ni oraciones por las 67 víctimas y los cientos de heridos en un país en el que ninguna ceremonia se salta estos dos pasos.

Tras el simple corte de una cinta roja frente a cientos de periodistas kenianos y extranjeros y unos cuantos aplausos los clientes empezaban a entrar en el edificio. Eso sí después de haber pasado por el único control de seguridad instalado en la entrada.

Familias kenianas adineradas, mujeres vestidas con saris llamativos y sijs con turbantes de la clase media de Nairobi se paseaban por las zapaterías y las joyerías antes de comerse una pizza o unos sushis en la segunda planta.

Herido en una pierna en los primeros minutos del ataque, Ben Mulla se considera un "superviviente".

"Podemos demostrarle al mundo que el terrorismo no podrá abatirnos", afirma Mulla, de 34 años, antes de contar su experiencia.

"Había ido para un almuerzo de negocios. El tiroteo era intenso, me escondí detrás de unas plantas. Vi a cuatro terroristas (...) Me dispararon, una bala rebotó en la pared y alcanzó mi pierna. Mataron a un guardia justo delante de mí", contó.

"Eran jóvenes. No tenían emociones. Parecían disfrutar con lo que hacían. Nunca olvidaré sus caras, nunca en la vida", añadió.

¿Lección aprendida?

Rachael Logilan, una joven camarera, creyó inicialmente que el ruido se debía a "neumáticos reventados", pero pronto cayó en la cuenta de que eran ráfagas de disparos. "Comenzaron a disparar a la gente. Intentaron matarme -dice- pero no lo consiguieron".

"Fue traumático, por supuesto, tuve pesadillas durante tres meses", recuerda Rachael, que no dudó en volver a trabajar en el centro. "Es un lugar agradable, se conoce a mucha gente diferente. Y me siento segura".

El gobernador de la capital, Evans Kidero acudió a la inauguración para acompañar al jefe de la cadena de supermercados Nakumatt. Nairobi "es el lugar de moda" y la ciudad "se está volviendo más segura", afirmó.

"Nos hicieron daño pero no nos minaron la moral" porque los kenianos "siempre miran hacia adelante", declaró el gobernador.

Los cuatro atacantes armados con kalashnikovs entraron sin dificultad en el aparcamiento del centro matando a bocajarro a los guardias de seguridad y disparando a sangre fría contra hombres, mujeres y niños.

Un traumatismo agravado por la incapacidad de las autoridades para poner fin a ese asedio en pleno corazón de la capital que al final duró casi cuatro días.

En materia de lucha antiterrorista, "cuando se quiere dar ejemplo de lo que no se debe hacer, se cita el Westgate", sostiene Mwenda Mbidjiwe, experto en seguridad. "¿Se han aprendido las lecciones tras lo ocurrido? No estoy seguro", concluye.

El experto cita a modo de ejemplo el ataque todavía más sangriento del 2 de abril, cuando islamistas somalíes shebab mataron a 148 personas en la universidad de Garissa, en el nordeste del país.

Los shebab reivindicaron la matanza de Westgate en represalia por la implicación militar de Kenia en la vecina Somalia (Amisom), inmersa en el caos desde hace dos décadas.

Las tropas kenianas integran la Amisom, una fuerza militar de la Unión Africana que apoya al gobierno de Mogadiscio frente a los insurgentes.

Los ataques se han multiplicado desde entonces, asestando un duro golpe a la economía keniana, muy dependiente del turismo.

"La situación no mejora y el gobierno keniano cometió un error radicalizando a la población musulmana", opina Husain Ibrahim, el padre de Shukri, que "festeja el Eid (ruptura del ayuno del Ramadán, ndlr) y la reapertura del Westgate" junto a sus cuatro hijos.

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