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¿Porqué la tradición islámica se opone a imágenes de Mahoma?

AP/El Cairo
15 de enero 2015 - 05:13

No lo dice el Corán, pero la prohibición islámica de mostrar imágenes del profeta Mahoma, aunque sea con veneración, rige con firmeza desde hace siglos.

Tradiciones centenarias prohíben las imágenes tanto por respeto a Mahoma como para desalentar la idolatría, según eruditos y clérigos musulmanes. Están arraigadas además en la prohibición más amplia de crear imágenes o estatuas de seres humanos.

Existen algunas excepciones, como en las miniaturas y manuscritos iluminados realizados entre 1200 y 1700 que muestran a Mahoma. Su origen es principalmente turco e iraní, donde las tradiciones pictóricas estaban más arraigadas que en el mundo árabe. Las ilustraciones suelen mostrar escenas de la vida de Mahoma o de su viaje al paraíso, aunque en algunas el rostro del profeta está oculto por un velo o una llama.

Los chiíes se diferencian de los suníes al retratar al yerno de Mahoma, Alí, a quienes los primeros consideran el legítimo sucesor del profeta. Abundan los retratos de él y de sus hijos Hassan y Hussein, en afiches, estandartes, joyas e incluso llaveros. Para los suníes, la prohibición se extiende del profeta a sus adeptos más cercanos y sus esposas.

El profeta Mahoma goza de estatus sublime y supremo entre los musulmanes, y es imposible permitir que una persona normal retrate o actúe en el papel del profeta", dijo el clérigo iraquí Fadhil al-Saadi. "No existe información confirmada sobre la forma o los rasgos del profeta... Por eso nadie debería hacer un retrato o una imagen de él. Sería un insulto al estatus del profeta".

Dada la ausencia de un texto explícito, la prohibición de realizar imágenes de los seres humanos es una deducción de los eruditos e intérpretes del Hadith, la colección de dichos y acciones de Mahoma.

La prohibición de imágenes de seres humanos o de seres vivos en general, que se remonta al siglo IX, proviene de los supuestos dichos de Mahoma, según los cuales se negaba a entrar en habitaciones en las que hubiera imágenes o desafiaba a sus creadores a darles vida. La presunción era que la creación artística insinuaba que el hombre era capaz de emular el poder creador de Dios, y se temía que las estatuas alentaran la idolatría.

En la tradición islámica abundan las descripciones escritas de Mahoma y de sus cualidades, en las que aparece como el ser humano ideal. Pero los clérigos coinciden en que crear imágenes de ese ideal está prohibido, y tanto más si se trata de imágenes satíricas u obscenas como las de la revista francesa Charlie Hebdo.

Si bien nadie conoce el aspecto real de Mahoma, los seguidores del movimiento ultraconservador Salafi tratan de emularlo lo más posible, incluso en la concepción que tienen de sus rasgos físicos y vestimenta. Los salafistas acérrimos llevan el cabello largo, barba sin bigote, los ojos ennegrecidos con kohl y túnicas que llegan hasta la mitad de la pantorrilla.

La prohibición se extiende a sus esposas, hijas, yernos, los primeros califas que lo sucedieron y sus compañeros. La mezquita egipcia al-Azhar, el asiento de erudición religiosa más prestigioso del mundo suní, se quejó cuando la superproducción de Hollywood "Mahoma, profeta de Dios", de la década de 1970, mostró el camello del profeta.

Hay una gran producción de series de televisión religiosas en el mundo árabe ambientadas en tiempos del profeta. Pero Mahoma y sus compañeros jamás aparecen. Una luz blanca suele representar a Mahoma en las películas o en los carteles que las publicitan, y cuando se supone que un personaje habla a Mahoma, generalmente se dirige a la cámara.

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