Amigos recuerdan anécdotas de García Márquez

Amigos recuerdan anécdotas de García Márquez
Amigos recuerdan anécdotas de García Márquez
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30 de noviembre 2014 - 06:41

Amigos entrañables del Nobel colombiano, Gabriel García Márquez, como la escritoramexicana Ángeles Mastretta, el guionista cubano Senel Paz; Pilar del Río, viuda de José Saramago, rindieron tributo a la memoria de García Márquez en la Feria del Libro en Guadalajara, México y todoscoinciden: por donde quiera que se vea, "el Gabo" era único.

"Leer a Gabo es volverse su amigo. No nos hablaba a lo lejos; nos sentía suyos", dijo Mastretta durante su participación en el homenaje "Los universos de García Márquez", que reunió las mejores anécdotas del fallecido escritor.

La autora de "Arráncame la vida" destacó la sencillez de Gabo, el amigo.

Recordó que detrás de la imagen seria, siempre se mantuvo una ser cercano a la gente.

En una ocasión, durante una cena en un restaurante en Colombia, el escritor trató de pasar desapercibido pidiendo una mesa en el fondo. "Don premio", como le llamaban, fue reconocido por una mujer, quien le pidió posara para un retrato junto con su hijo.

El autor de "100 años de soledad" aceptó sin saber que aquello se volvería un recorrido de personas que lo tuvieron ahí hasta la madrugada.

"Mercedes (esposa del escritor) le llamaba a esto: cuando el santísimo está expuesto", relató Mastretta, quien señaló que "Gabo" en aquella noche salió bailando un vallenato.

"Nací para esto", expresó al autor, quien pudo haberse acostumbrado a la fama, pero no nació para la muerte. "Gabo se ganó una inmunidad misteriosa como su personajes. Morir para Gabo va a ser más difícil que para Aureliano Mendoza. Por eso estamos aquí", celebró la autora.

El autor de "El coronel no tiene quien le escriba" falleció en abril. Su muerte cimbró al mundo de las letras tanto como lo hizo a lo largo de su vida y a través de sus diversas obras.

Aunque era laureado en los círculos literarios y formaba parte del imaginario colectivo debido al impacto de sus obras que llegaron a ser referidas hasta en canciones, nunca se vio apabullado por los protagonismos, refirió María Cristina García, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes de México.

"Estaba más allá del guato de la forma y reconocimiento público", dijo García, otrora directora del Auditorio Nacional, uno de los recintos emblemáticos de la capital mexicana dedicados a la música.

García contó que en varias ocasiones el escritor y su esposa acudieron a presenciar algunos conciertos en el recinto, pero en todos ellos quiso pasar de incognito. Aunque no siempre le funcionó pues durante una presentación del español Joaquín Sabina, éste se enteró y le reconoció públicamente.

"Le apenaba que su presencia en la sala causara revuelo; no le gustaba distraer", contó sobre la discreción del escritor.

Pero Gabo, el hombre de las letras sabía divertirse por igual. Todos sus amigos coincidieron en que amaba la fiesta, sobre todo cuando en ellas había vallenatos y boleros.

"Yo mismo he dicho que Cien años de soledad es un vallenato de 400 páginas y el coronel es un boleto de 380", decía el escritor. "Cantaba bajito y con sentimiento", refirió entre risas García.

García Márquez no reparó en sus pasiones: las letras, el periodismo y el cine.

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