La Biblioteca Nacional, en apuros por el calor

Funcionarios de la Biblioteca Nacional, intentando trabajar.
Funcionarios de la Biblioteca Nacional, intentando trabajar. / TVN Noticias

Los escasos visitantes de la Biblioteca Nacional ansían que los abanicos de mano que zarandean les ayuden a controlar el calor que les consume mientras se leen un libro u ojean una revista. O si no, se hartan y se van.

La incomodidad por el sofoco, una queja típica en oficinas públicas panameñas, es para esta biblioteca la fase más grave de la urgencia que viven desde hace una semana: los equipos de aire acondicionado, de 20 años de edad, se han dañado y no hay posibilidades de comprar nuevos.

Y en el fondo no es por dinero. Sino por una común historia de burocracia.

Desde hace dos semanas, la fundación que administra el lugar espera que la Contraloría les sancione la primera de cinco partidas de $2.5 millones que les concedió el Ministerio de Educación (Meduca) para intervenir en el edificio, la joya del Parque Omar.

María Magela Brenes, directora administrativa de la biblioteca, explica a TVN Noticias que la partida debía desembolsarse en marzo, pero por cambios en el convenio con Meduca y subsanaciones que ha pedido la Contraloría y que –insiste– “fueron entregadas ya”, se ha retrasado la llegada del dinero.

“Y no tenemos reservas para comprar nuevos, y tampoco podemos seguir reparando los aires acondicionados, porque tienen 20 años”, insiste. La Contraloría ha prometido responder hoy.

Pero la biblioteca ya no puede esperar más.

Visitantes de la biblioteca, intentando apaciguar el calor este martes.
Visitantes de la biblioteca, intentando apaciguar el calor este martes. / TVN Noticias

El drama de los libros

Los golpes de calor también ponen en peligro casi medio millón de títulos guardados en sus estantes y cajas.

Otniel Jones, experto en conservación de la Biblioteca Nacional, asegura que la temperatura en los archivos ha llegado estos días a 28.9 grados centígrados, un horno que favorece la aparición de hongos que amarillan y dañan el papel.

Sede de la Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero, en el parque Omar.
Sede de la Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero, en el parque Omar.

Jones ha establecido a partir de estudios propios que para conservar en buen estado los libros y periódicos, deben estar guardados a no más de 20 grados, y con porcentajes de humedad de hasta 55%. Ayer era de 71%.

En los estantes de la biblioteca hay ejemplares de periódicos que datan de 1830. Los más recientes son los que usted probablemente haya leído hoy.

Además de 250,568 fascículos de diarios, incluidas las primeras ediciones del Star and Herald y La Estrella de Panamá, hay 160 mil libros y 50 mil revistas. Unas 5 mil personas consultan al mes.

“Somos la memoria histórica del país”, reconoce Brenes.

Funcionaria, revisando fascículos de periódicos.
Funcionaria, revisando fascículos de periódicos. / TVN Noticias

Una historia de pobreza crónica

Los fondos de $2.5 millones son los aportes más significativos que ha dado el Gobierno a la Biblioteca en los últimos 20 años. Fueron prometidos en 2015, en un momento de crisis para la biblioteca. Y todavía no llegan.

En 1997, cuando el Gobierno de Ernesto Pérez Balladares autorizó el rescate de la biblioteca, se le concedieron $7 millones. Hoy, la fundación dice que maneja los últimos dólares de ese aporte.

El próximo año, asegura Brenes, el Ministerio de Economía y Finanzas ha autorizado entregar sólo $500 mil a la biblioteca, una reducción del 80%, “basados en la escasa ejecución presupuestaria” de este año.

“¿Cómo va a haber ejecución presupuestaria si ni siquiera tenemos los fondos?”, se pregunta.

Sin embargo, ha decidido que todavía no es hora de pelear por eso, sino por el primer desembolso para las órdenes de compra de los nuevos enfriadores. “Esto tiene carácter de emergencia”, insiste.

Pero hasta ahora, la emergencia es sólo para ella.

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