Un error sin justicia: Afectados con dietilenglicol pagan las consecuencias

Los testimonios tras diez años del envenenamiento con dietilengicol / TVN Noticias

Han pasado 10 años desde que se conoció sobre el envenenamiento masivo con dietilenglicol en la Caja de Seguro Social (CSS), y a la fecha no se sabe con exactitud la cantidad de personas que han muerto a causa de los efectos de esta mortal sustancia.

Los sobrevivientes liberan una lucha cada día, ya que son múltiples las consecuencias que han sufrido, de lo que llaman “la tragedia histórica de Panamá”.

Una de las afectadas, Aura Garcés, asegura que siguen sufriendo sin que ningún Gobierno, desde que se dio a conocer la tragedia, les haya dado la importancia al tema, que de verdad se merece.

El organismo de la señora Aura se envenenó tras consumir jarabe sin azúcar y cuenta que los primeros síntomas fueron dolores de estómago, ganas de vomitar, sangrado por la nariz.

Tanto ella como su esposo consumieron el jarabe. El esposo de Garcés padecía de una enfermedad desde hace algún tiempo y luego de beber el jarabe sin azúcar, murió.

Ofelia González, otra de las sobrevivientes, de 56 años de edad, dijo que se tomó la mitad de un frasco de jarabe sin azúcar y fue gracias a su hija y algunos compañeros de trabajo que se enteró de lo que estaba pasando con ciertos medicamentos.

Ella también le dio a su hija para combatir un resfriado que tenía para esos tempos.

Su vida cambió para siempre, pues ya no puede desempeñar su trabajo de contadora como lo hacía antes, porque una de las consecuencias del veneno dentro de su cuerpo, fue el debilitamiento de los tendones y a pesar de que ha asistido por años a recibir terapias, sus manos no trabajan igual.

Dentro de la familia de la señora Ofelia, cuatro personas resultaron envenenadas y asegura ha sido muy difícil.

Por su parte, Omaira Tristán fue en la policlínica de Betania, a buscar medicamentos para tratar un resfriado, donde le recetaron Difenhidramina, desde ese momento inició su calvario y ha padecido de afecciones neurológicas, alergias y otras condiciones que antes no tenía.

En su trabajo tampoco puede hacer las mismas funciones que antes.

Las tres afectadas coinciden en que no se ha hecho justicia por el error que se cometió al dar veneno a miles de personas, cuando fueron a buscar salud.

En la actualidad no reciben la mejor atención y tampoco hay los medicamentos especializados que se necesitan porque se les dan genéricos, pero no son los más adecuados.

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