Los jóvenes que sobrevivieron y el padre que perdió a su hijo: dos relatos de la tragedia del bus en Antón

La historia de uno de los sobrevivientes tras accidente de tránsito en Antón / TVN Noticias

Elvis Córdoba viajaba en el bus BC8788 cuando se accidentó el domingo. Él es uno de los 35 sobrevivientes del fatídico accidente, que hasta este lunes había dejado 18 muertos.

“Todos estaban dormidos”, dice Elvis, acostado en una cama del hospital Aquilino Tejeira, de Penonomé. Está tranquilo, tiene buen semblante. Cuando el bus se accidentó él y todos los que estaban dentro dormían.

“Grité, estábamos yéndonos para abajo y no pude hacer nada”, agrega.

Con él coincide Terrencio Ábrego, otro trabajador que iba en el bus. "Estaba dormido, me di cuenta cuando el bus estaba en el suelo, debajo del puente". Dice no recordar muchas cosas del viaje, ni siquiera si el autobús iba rápido o no.

El señor Daniel Guerra perdió a su hijo en el bus. Asegura que no sabía que él se iría a Chame, a cosechar sandía. Ambos trabajaban en el campo bocatoreño.

“Se vino de la finca el martes. Yo quedé preocupado porque quedó de llegar al trabajo, pero nunca (lo hizo)”, relata. Su hijo partió a las 7:00 a.m. de la localidad de Las Tablas, en Bocas del Toro.

Él, tal vez, está retratado en un corto video al que tuvo acceso TVN Noticias, que muestra el momento en que los jornaleros se decidían por cuál bus tomar para ir a Chame.

Algunos se aglutinaron a la par de uno blanco, de rayas morada y celeste, y los que creían no caber se decantaron, sin tener la menor idea, por la muerte: esperaron el bus que seguía, un Irizar blanco que se aparcó con fuerza y que unos 380 kilómetros después, en Ciénaga Vieja de Antón, apareció estrellado contra un barranco.

La madre de Daniel no tomó la noticia con la misma calma que el padre. Entró en shock cuando se enteró, y tuvo que ser llevada al Hospital de la Caja de Seguro Social en Las Tablas.

Nadie entiende todavía las razones por la cual el BC8788 se fue al barranco. Gilberto Morales, que a última hora no viajó a cosechar sandía, hoy respira tranquilo. La duda de ir o no ir le salvó la vida.

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