Diagnósticos tardíos han aumentado la mortalidad entre menores que padecen cáncer infantil en Panamá

Cáncer infantil

Diagnósticos tardíos han aumentado la mortalidad entre menores que padecen cáncer infantil en Panamá
Diagnósticos tardíos han aumentado la mortalidad entre menores que padecen cáncer infantil en Panamá / Foto/TVN-2.com

La pandemia de la COVID-19 ha impreso una estela de incertidumbre y temor, los servicios de salud de consulta externa en las clínicas y hospitales se vieron interrumpidos por varios meses; por lo que algunos padres sintieron miedo de contagiarse del virus al circular por los hospitales con sus hijos, mientras estos presentaban síntomas como fiebre, sangrados o dolor.

En algunos casos los niños presentaban síntomas que fueron desatendidos y esta situación resultó en diagnósticos tardíos, tratamientos complejos y pronósticos reservados por distintos tipos de cáncer infantil.

El Registro Nacional del Cáncer de Panamá estima que cada año se detectan entre 100 y 115 casos nuevos de cáncer pediátrico, de los cuales un número tan alto como 103 se encuentran ya en estado avanzado.

Leslie Ducruet, directora ejecutiva de la Fundación Amigos del Niño con Leucemia y Cáncer (Fanlyc), detalló a TVN-2.com que actualmente el organismo que dirige está atendiendo a 543 niños y adolescentes diagnosticados, y de esos alrededor del 60% están en tratamiento.

Añadió que otro 40% está en control, es decir, que ya acabaron tratamiento y se les debe que hacer pruebas periódicas por 5 años, porque la enfermedad puede volver.

“Los niños en tratamiento continuaron durante la pandemia, con mucho esfuerzo, ya que tuvimos alrededor de 20 que dieron positivo al COVID -19, y sufrimos también pérdidas de 4 de nuestros niños por esta causa”, aseguró Ducruet.

Al tiempo que reconoció, que el desafío más grande durante esta crisis sanitaria han sido los diagnósticos tardíos por consecuencia de la pandemia.

“Eso sí ha costado vidas, si se ha aumentado la mortalidad, en especial en áreas de difícil acceso”, aseveró.

Jaime Boyd, hematólogo/oncólogo pediatra del Hospital Paitilla, explicó que la mayoría de los cánceres pediátricos son causados por mutaciones al azar (errores al azar durante la división de una célula) y no se asocian al estilo de vida del niño.

Solo una minoría de los cánceres pediátricos sí se asocia a genes heredados conocidos. El cáncer más común en Pediatría es la leucemia, seguido de los tumores cerebrales y los linfomas.

Otros cánceres comunes en Pediatría son neuroblastoma, cáncer en el riñón (“tumor de Wilms”), en los huesos (“osteosarcomas” y “sarcomas de Ewing”), en los músculos (“rabdomiosarcoma”) y en el ojo (“retinoblastoma”), hígado (hepatoblastoma) y tumores de células germinales. Pero hay un gran número de cánceres menos frecuentes que sumados representan un porcentaje importante de los pacientes”.

Síntomas

Para Boyd, como padres o cuidadores debemos estar pendientes de signos o síntomas y acudir al médico para evaluación.

Los síntomas dependen de qué cáncer tiene el paciente, pero la mayoría de los de tipo pediátrico son inespecíficos, es decir, son síntomas que son muy comunes en otras enfermedades benignas comunes y por lo tanto a menudo no se sospecha que es un síntoma debido al cáncer.

Las leucemias a menudo causan moretones, sangrado y fiebre, pero lo más característico es que cuando se hacen exámenes de sangre rutinarios como un hemograma, se ve que están dramáticamente alterados.

Los tumores del sistema nervioso central a menudo causan dolor de cabeza, vómitos (especialmente en la madrugada) o convulsiones. Los otros cánceres (“tumores sólidos”) a menudo se presentan como una masa o bola en alguna parte del cuerpo donde no debe haber una masa. El retinoblastoma (cáncer en el ojo), se presenta como una pupila blanca, que se describe como similar a un “ojo de gato”” amplió el especialista.

Esto se debe a que “la mayoría de los cánceres pediátricos son muy agresivos y de rápido crecimiento, así es que muchos de ellos, como la leucemia, están siempre diseminados desde el inicio.

Gran cantidad de tumores producen síntomas llamativos (por ejemplo, una convulsión o una pupila blanca), que el paciente busca atención médica inmediatamente, aunque no sospeche que se trata de un tumor.

Pero los tumores sólidos pueden crecer dentro del abdomen o el tórax, pueden tardar algún tiempo en dar síntomas más obvios y paralelamente se pueden ir regando a otros órganos (“metástasis”). Lo importante es que, si presenta síntomas anormales, especialmente si son persistentes, debe ser llevado a su pediatra para que sea evaluado oportunamente”.

Tratamientos

De acuerdo con Boyd, “existen 3 modalidades de tratamiento: cirugía, radioterapia o medicinas para matar el cáncer (generalmente llamada quimioterapia, aunque más recientemente se han diseñado medicinas que matan algunos tipos de cáncer que no son clasificadas como “quimioterapia”).

La decisión de qué tipo de tratamiento usar depende del tipo de tumor. A menudo es necesario combinar 2 o 3 modalidades distintas (cirugía, más radioterapia más quimioterapia) en un mismo paciente”.

En general, con tratamiento adecuado, cerca del 85% de los niños con cáncer sobrevive. Pero es algo que varía mucho según las características de cada paciente, especialmente el tipo de cáncer y qué tan avanzado esté. En algunos tipos de leucemia, más del 95% de los niños sobrevivirá, mientras que en otros cánceres la probabilidad de curarse es muy baja.

Seguimiento

Después de haber sido diagnosticado y tratado el cáncer deberá tener un seguimiento especializado durante muchos años.

Inicialmente el seguimiento va dirigido a detectar recurrencias del cáncer, y posteriormente a detectar y tratar efectos secundarios tardíos del cáncer o su tratamiento. A medida que transcurre el tiempo desde que el paciente es diagnosticado, tratado, y no hay repetición del tumor, va aumentando la probabilidad de que no regrese.

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