A un año del desastre natural en Chiriquí, aún no hay un sistema de prevención bien definido

Prevención y reducción de riesgos

Los avances en materia de prevención y reducción de riesgos son muy pocos, hace falta educar y capacitar a la población para enfrentar eventos adversos atmosféricos.

Foto tomada en Tierras Altas después del paso de Eta e Iota en el 2020. Archivo
Foto tomada en Tierras Altas después del paso de Eta e Iota en el 2020. Archivo / AFP

A un año de la tragedia en Tierras Altas de Chiriquí y en Bocas del Toro, donde más de una veintena de personas murieron y otras mil resultaron heridas tras el paso de los huracanes Eta e Iota, pocos son los avances en materia de prevención y reducción de riesgos para evitar desastres naturales.

Así lo ha dicho el exdirector del Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc), José Donderis, quien manifestó que no se han tenido progresos significativos en esta materia, y por el contrario se ha dejado de supervisar a las plataformas municipales de riesgo.

“Yo lo que esperé después de un 4 de noviembre del 2020, con el gran desastre que tuvimos, con más de 20 personas que perdieron la vida, millones de dólares en pérdidas producto de las fuertes lluvias que dejaron Eta e Iota, fue ver un cambio en la reducción de riesgos a desastres”, aseveró Donderis.

Para el exdirector del Sinaproc es importante trabajar en conjunto con los gobiernos locales para señalizar, decretar las zonas inhabitables y trabajar planes de emergencia, sin embargo, a un año del desastre y con un sistema de baja presión que afecta la zona caribe, existe cierta incertidumbre por que no se ha realizado el debido trabajo.

Por su parte el productor Edgar Espinoza de Renacimiento, quien resultó afectado por un deslizamiento de tierra que se adentró a su residencia, dijo que en su comunidad no han recibido ningún tipo de capacitación para responden ante estos eventos climatológicos, agregó que aún está a la espera de la ayuda que le prometió el gobierno.

Espinoza también dijo que aún existen caminos de producción que no han sido rehabilitados, aunque reconoce que aún se están intervenido algunas de las vías afectadas por el paso de los huracanes.

Ante esto, José Donderis destacó que es necesario cambiar la forma de gestión, que no solo tiene que ver con el fortaleciendo de las entidades, sino con la educación y capacitación de las comunidades para que puedan responder de manera efectiva ante eventos atmosféricos adversos que pudieran poner en riesgos sus vidas.

Reconoce que las obras de puentes, carreteras y dragado cumplen de forma parcial con los objetivos técnicos, pero se sigue careciendo del trabajo con la comunidad para que estén preparadas para responder a eventos futuros.

Capacitación de las comunidades

Según Donderis las autoridades actuales deben trabajar cuerpo a cuerpo con la población, establecer puntos de encuentros, rutas de evacuación, líderes comunitarios y establecer los lugares que servirán como refugio.

También es necesario realizar un ordenamiento territorial, pues hay personas viviendo en zonas no habitables que se convierten en las más vulnerables al momento que se dan los eventos lluviosos.

Enfatizó en la creación de un sistema de alerta temprana, indispensable para evitar que estos fenómenos sorprendan a las comunidades, ya que, al conocer la señales y si estas son enviadas a tiempo sabrán qué hacer y cómo estar preparados. Además, dijo que es necesario tener una data de las herramientas en las que se ha invertido.

“Los desastres no son naturales, son producto de la falta de supervisión o intervención en las políticas públicas, en las instituciones públicas del gobierno central, los locales y la empresa privada”, aseveró.

Alertas de prevención

Cuando se acercan este tipo de eventos meteorológicos, es imperante que las autoridades activen el sistema de alerta para advertir a la población sobre los posibles riesgos, además de prepararse para atender cualquier tipo de emergencia.

Donderis asegura que estas alertas porque de esta manera no se está siendo preventivo, sino reactivo, práctica que hay que dejar atrás para evitar hechos que lamentar.

Explicó que la alerta verde se da cuando existe un 25 % de posibilidad de que haya eventos lluviosos, mientras que se eleva a amarilla cuando el riesgo es de 50 % lo que significa que la población debe organizarse, y la roja se utiliza cuando hay 75 % de eventos adversos y sirve para evacuar a las personas de las zonas vulnerables al igual que preparar a los equipos de respuestas, pero todo esto antes de que ocurran las cosas.

“Esto se hacen con los eventos que son medibles como todos los eventos meteorológicos en este país. Yo siento que la meteorología está dando la información, pero estamos colocando las alertas muchas veces, la verde y la amarilla, cuando ya ha pasado el evento y la roja cuando ya tenemos los muertos y heridos

Mientras que Carlos Rumbo, actual director del Sinaproc, mencionó en Noticias AM que cuando se eleva la alerta amarilla significa que el riesgo ha aumentado y los estamentos de seguridad se preparan para atender cualquier incidencia, coincidiendo en este aspecto con Donderis.

Donderis continuó diciendo que además de todas las medidas de prevención, y educación a la población, el Sinaproc debe actualizar la estrategia de comunicación para que los mensajes lleguen a todos los rincones del país de la mejor manera posible y una de ellas es trabajar de a mano con los gobiernos locales.

“Población desinformada es desastre en potencia”, concluyó Donderis indicando que el primer paso en la prevención de riesgo es poder comprender cómo y cuándo se generan los eventos como ondas tropicales y fretes fríos. Además de saber qué cantidad de agua va a caer, ya que la lluvia normar es entre 30 y 40 milímetro, pero una lluvia que supera los 90 milímetros es anormal.

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