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La selección de Panamá venía de un mal partido ante Estados Unidos en el cual los canaleros cayeron 4-0. Un resultado que desanimaba a los fanáticos y golpeaba la moral de los dirigidos por el colombiano Hernán Darío “El Bolillo” Gómez.
Llegaba el día D del fútbol panameño y recibíamos a una Costa Rica que ya había clasificado el sábado en un agónico empate ante los hondureños.
La esperanza de llegar al mundial era grande, pero todos pensaban en Australia, el rival que enfrentaría Panamá en el repechaje. La ambición no era grande y todos veían complicado que la selección de la barra y las estrellas derrotara a una eliminada Trinidad y Tobago.
El árbitro daba el pitazo inicial y el Rommel Fernández estallaba de alegría, apoyando a sus 11 guerreros en la cancha. Los planetas se alineaban, Honduras empezaba perdiendo ante México y Trinidad y Tobago golpeaba a los dirigidos por Bruce Arena.
Un gol de Costa Rica silenciaba el Rommel, el sueño empezaba a alejarse, sin embargo en el segundo tiempo un polémico gol empataba el partido y en San Pedro Sula, los dirigidos por Jorge Luis Pinto le pegaban al ya clasificado México.
Al arranque del segundo tramo del choque, Gabriel Torres pegaba el primer campanazo de los panameños, pero el balón se iba a un lado.
Ese campanazo de esperanza panameña era la antesala de lo que se venía, porque a los 57 minutos el eterno delantero Blas Pérez empataba y revivía esas esperanzas panameñas.
De ahí para adelante, los panameños pusieron pie en el acelerador, atacando, aunque sin mucha claridad.
Con algunos sustos en el arco defendido por Jaime Penedo, solventado por los defensores, llegaba el momento del clímax.
El minuto 88 del duelo quedará plasmado en la mente de muchos. Y es que en ese instante apareció el defensor Román Torres, que se vistió de delantero, aprovechó un pase filtrado para hundir el balón en las redes del arco tico y dar a Panamá su pase al Mundial de selecciones mayores, el de Rusia 2018.