El día que lloró el balón, otro año más sin Rommel

El día que lloró el balón, otro año más sin Rommel
El día que lloró el balón, otro año más sin Rommel
SomosLaSele
06 de mayo 2019 - 12:14

Pocas personas conocen cómo fue el accidente de una de las más grandes glorias del fútbol panameño, Rommel Fernández, quien un día como hoy perdió la vida en un horrible accidente automovilístico en Albacete España.

Esta es una nota realizada por Marca.com sobre el accidente de Rommel Fernández.

Nos quedamos en ese día fatídico para el fútbol español y para Panamá, en el que su ídolo -se dice que era más conocido que el presidente del país- acabó estrellando su Toyota Célica en un árbol en la carretera que lleva a Albacete desde Tinajeros. A esa localidad había acudido a comer una paella en el 'Restaurante Los Martínez', junto a su primo y los compañeros Bossio, Manolo, Cordero, Corbalán, Zalazar, Fernando Marcos y Bjelica.

Una carretera recta llena de toboganes pero nada peligrosa, de cuatro kilómetros aproximadamente, cuentan las crónicas. "Íbamos escuchando salsa y cantando. Vino una cuesta y mi primo pisó el freno y perdió el control del timón. Dimos varias vueltas hasta que el árbol nos apañó. Después vi que el lado en el que estaba Rommel estaba totalmente churrado", explicaba Rolando Rojo, su primo. Delante de ellos, el portero Fernando Marcos lo había observado por el retrovisor: "Vi cómo se salía de la carretera y su coche daba la vuelta. Salió su primo gritando y cuando nosotros le vimos -iba con Bjelica- tenía un golpe en el parietal pero aún vivía".

Parece ser que en uno de esos vaivenes de la carretera, al alcanzar la cima de una pequeña subida, el coche de Rommel se cruzó con un coche de frente pero que circulaba por su carril. Se echó hacia la derecha y todo acabó como sabemos.

Rommel -llamado así por la admiración de su padre al 'Zorro del desierto'- no era un avezado conductor. Celebridad en su país, recibía habituales regalos por parte del gobierno, entre los que se dice que uno de ellos fue el propio carnet de conducir. En una entrevista a su llegada a Valencia, reconoció que tenía el documento pero que en su país era habitual conducir sin él u obtenerlo a cambio de dinero. En cambio, a pesar de ser un inexperto piloto, le gustaban los coches deportivos y se había llevado de Tenerife a Valencia y luego a Albacete, su Toyota Celica, que había comprado por su admiración a Carlos Sainz, que había ganado con ese coche el Mundial de Rallys de 1992.

Más allá del accidente, el 'Panzer' dejó otros recuerdos en España. En lo futbolístico, "era un delantero a la antigua. Rudimentario con el balón en los pies pero con una fuerza descomunal y siempre presto a la lucha cuerpo a cuerpo", se escribía en El Mundo en su obituario de aquel día. En lo personal, "era un niño grande. Supo llegar al corazón de todos. Era una persona con todas las letras", describía Catali, capitán del Albacete, el equipo donde dio sus últimos cabezazos al balón y a la vida.

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