Francia percibe cambios en EE.UU. en el contencioso del impuesto digital

El ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, percibe un cambio de actitud positivo de Estados Unidos con la futura nueva Administración de Joe Biden en el contencioso para establecer una fiscalidad internacional a las grandes compañías digitales, lo que puede abrir el camino a un acuerdo.

Le Maire se felicitó, en una entrevista este miércoles al canal BFM Business, por el nombramiento de la nueva secretaria estadounidense del Tesoro, Yanet Yellen, que ha abierto las puertas a la creación de un impuesto a las digitales que contribuiría a aumentar la recaudación fiscal en su país.

"Es un verdadero cambio de posición en la tasación de los gigantes digitales. Es una buena noticia", subrayó el ministro francés, que, sin embargo, quiso mostrarse prudente sobre el alcance de esas palabras de Yellen.

Recordó que en la actualidad la negociación internacional para fijar un sistema con el que grabar a esas empresas, que se lleva a cabo en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), "está bloqueada únicamente por Estados Unidos".

Si el futuro Gobierno de Biden, quien toma hoy posesión del cargo como presidente, levantara ese veto -añadió- habría un acuerdo internacional, que es los que tanto él como el presidente francés, Emmanuel Macron, "siempre" han querido.

Francia estuvo entre los pioneros en la creación de su propio impuesto nacional a las multinacionales digitales, que ya ha cobrado, un camino que han seguido otros países, en particular europeos, entre ellos España.

Preguntado sobre por qué no aplazar el cobro de esa tasa para esperar a la llegada de la nueva Administración en Washington, el ministro francés respondió: "nunca he creído que ceder frente a Estados Unidos sea una buena forma de negociar".

En cuanto al hecho de que las nuevas autoridades estadounidenses quieran que la Unión Europea estén a su lado para el pulso con China en materia comercial, Le Maire hizo hincapié en que "los europeos tienen sus propios intereses".

"No somos un soldado que se envía a la guerra", ironizó, antes de insistir en la idea de que "el reto para Europa en el siglo XXI es presentarse como una potencia soberana".