La capital del azafrán iraní mira más allá de los cultivos
Un manto de flores moradas rodea la localidad de Torbat Heidarié, considerada la capital del azafrán de Irán y del mundo. Los agricultores se afanan ahora en la recolecta, pero su objetivo es no dedicarse únicamente a la producción y obtener más beneficios del preciado oro rojo.
Con unas 9.000 hectáreas de cultivos de azafrán, la vida en Torbat Heidarié, en la provincia nororiental de Jorasán, gira alrededor de esta especia, de la que es el principal productor a nivel mundial.
"Anualmente se recogen entre 35 y 40 toneladas de azafrán seco y cada día unas 18.000 personas trabajan en la siembra, recogida y otras fases de la producción", explicó a Efe el gobernador de la ciudad, Ali Rostamí.
Fincas, tiendas de venta de azafrán y un bazar centrado exclusivamente en sus flores son los negocios que prosperan en esta localidad, pero sus autoridades tienen la vista puesta en un negocio mayor.
Según Rostamí, además de cuidar la producción, están trabajando para que se lleve a cabo en la zona "el conjunto de los procesos del azafrán, desde el empaquetado hasta la etapa de exportación", para lo que se han creado diferentes empresas y cooperativas.
"Con la ayuda de nuestro centro de investigación, hemos intentado dar pasos positivos tanto respecto al modo de la cosecha como en el campo del procesamiento del azafrán", señaló el gobernador.
Hasta hace dos o tres años la industria local no tenía preparación y producía solo a granel. Así lo vendían, y lo siguen vendiendo en parte, al mercado, siendo otros países, como España, los que lo empaquetaban y lo exportaban bajo su propia marca.
Irán es responsable del 92 % de la producción mundial de azafrán, con un total de 336 toneladas el año pasado, el 75 % de las cuales están destinadas a la exportación, según datos recientes del Consejo Nacional del Azafrán del país.
El oro rojo es un símbolo del país y una importante fuente de ingresos, que se cultiva principalmente en Jorasán y en las provincias meridionales de Fars y Kerman, con un clima propicio para esta planta.
La temperatura ambiental moderada y el tipo de agua dulce de la zona son dos de las características destacadas de Torbat Heidarié, así como su altitud de 1.470 metros sobre el nivel del mar, que favorece la producción y calidad de la planta, explicó a Efe el agricultor Manuchehr Malekí.
Este veterano agricultor, propietario de una finca de 90 hectáreas, detalló que primero analizan la tierra en un laboratorio y echan abono verde. A continuación, se siembran los bulbos del azafrán a una distancia de unos 15 centímetros, lo que permite plantar unas nueve toneladas en cada hectárea.
Dependiendo del tipo de siembra, la finca puede cultivarse entre 5 y 8 años y, después, hay que dejar descansar el terreno durante "el doble o el triple de tiempo", según Malekí.
En su finca, cientos de personas recorrían en cuclillas el campo recogiendo con cuidado las flores del azafrán, que colocaban en cubos para su posterior traslado a los lugares en los que se separan los preciados hilos rojos de su interior.
Malekí produce también azafrán orgánico, destinado únicamente a España, y vende parte de su producto en una bolsa de valores puesta en marcha hace dos años con la participación de unos 30.000 agricultores.
El dinero de la venta en la bolsa del azafrán va directamente a la cuenta del agricultor y ha permitido fijar el precio del oro rojo que, anteriormente, en la época de recolecta sufría grandes fluctuaciones.
En opinión del gobernador de Torbat Heidarié, la formación de una bolsa de valores para el azafrán ha determinado los precios y ha dado "un buen impulso a la industria regional beneficiando al agricultor".
Sin embargo, no es suficiente, y actualmente menos del 10 % del valor de venta recae en la capital del azafrán. Por ello, Rostamí expresó su esperanza de que "llegue ese día en el que todos los beneficios derivados de este producto estratégico y escaso en el mundo regresen a los agricultores".
