Operación del centro bancario de Panamá reflejó activos por $125,221 millones hasta marzo de 2020

Operación del centro bancario de Panamá reflejó activos por $125,221 millones hasta marzo de 2020. Foto/Superintendencia de Bancos
Operación del centro bancario de Panamá reflejó activos por $125,221 millones hasta marzo de 2020. Foto/Superintendencia de Bancos

La operación del Centro Bancario de Panamá reflejó activos que alcanzan un total de $125,221 millones hasta marzo pasado, lo que representa un nivel similar en comparación con el cierre de diciembre de 2019, con un ligero aumento de 0.2% o $231 millones.

Así lo reveló un informe de la Superintendencia de Bancos de Panamá, que sustenta que los depósitos captados registraron un saldo de $87,093 millones, nivel ligeramente inferior si se compara con el cierre de diciembre de 2019.

Conforme a las cifras, la SBP considera que los depósitos siguen siendo la principal fuente de financiamiento para los bancos panameños y respaldan la estabilidad financiera de la plaza. El ente financiero destacó que pese a la incertidumbre en los mercados internacionales derivados de la situación del COVID-19, el Centro Bancario no registra una disminución de fondeo externo.

El informe añade que al mes de marzo, la liquidez legal del CBI se situó en un promedio de 55.8% para el Sistema Bancario Nacional y en la última semana del mes se pudo constatar un incremento a un nivel de 58%.

La liquidez se ha visto robustecida por la implementación, en forma gradual de la hoja de ruta hacia Basilea III, que contempló la implementación de la razón de cobertura de liquidez (LCR).

La posición liquida estable es resultado de un aumento en el fondeo proveniente del financiamiento, tanto del mercado interbancario local, como por recursos que provienen de líneas de crédito de bancos corresponsales.

En tanto, refleja que al primer trimestre de 2020, la utilidad neta del CBI fue de $458 millones, menor en 6.3% comparado con igual período de 2019.

Los bancos del CBI registraron como una medida prudencial, un aumento en las provisiones específicas sobre la cartera de préstamos de $51.1 millones, en previsión conservadora y prudencial sobre efectos adversos potenciales sobre la cartera de préstamos, derivados de la situación del COVID-19.

La Superintendencia está aplicando una variedad de medidas regulatorias y de supervisión para proteger la estabilidad financiera.

Las acciones iniciales se orientaron a dar las herramientas a los bancos para modificar los términos y condiciones originalmente pactados en los préstamos bancarios, y permitir periodos de gracia, cambios en los plazos y ajustes en las tasas de interés.

Un segmento importante de bancos cuya cartera representan el 97% del crédito local realizó un aplazamiento automático que durará en promedio 90 días (junio 2020) sobre el pago de cuotas de los productos de banca de personas (hipotecario, préstamos personales, tarjeta de crédito y autos).

Los créditos de banca corporativa son revisados caso a caso en función de las condiciones y especificidades de cada negocio.

Recientemente, se anunció un nuevo aplazamiento, que en esta oportunidad no será automático, sino el resultado de una evaluación caso a caso de acuerdo con el nivel de afectación de los clientes por la crisis de la economía derivado del COVID-19.

Las modificaciones se pueden extender hasta diciembre de 2020.

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