La población afropanameña no se escapa del impacto del COVID-19

Abel Aronátegui // Gestor Cultural, cineasta y especialista en políticas públicas.
Abel Aronátegui // Gestor Cultural, cineasta y especialista en políticas públicas. / Cortesía.
Abel Aronátegui - Gestor Cultural, cineasta y especialista en políticas públicas
03 de junio 2020 - 16:22

Ciudad de Colón/Es cierto que el COVID-19 no distingue género, edad, etnia, discapacidad o nacionalidad, pero también es cierto que su impacto económico y social no afecta a todas las personas por igual.

En ese sentido, es evidente que las medidas para prevenir y mitigar la propagación del COVID-19, agravaron la situación de vulnerabilidad de la población afrodescendiente en Panamá, debido al racismo y la desigualdad estructural, quedando de manifiesto hoy, más que nunca, la realidad de este grupo con respecto a su condición de pobreza, inequidad social, precariedad en las viviendas, el alto nivel de desempleo, la falta de acceso a agua potable, a servicios de salud y otras necesidades básicas.

Según la Política de Etnicidad y Salud de la Organización Panamericana de la Salud del 2017, la población afrodescendiente sufre las consecuencias de las brechas significativas en la salud, debido a factores determinantes socioeconómicos como resultado de la discriminación y exclusión histórica de las cuales son víctimas. Asimismo, señala que los sistemas de información no recogen suficientemente la variable de la etnicidad, siendo una de las principales limitaciones la falta de datos desagregados que permitan obtener un diagnóstico preciso sobre la dimensión de las situaciones diferenciadas de salud de esta población.

Recientemente, la Coordinadora Nacional de Organizaciones Negras de Panamá y la Dirección de las Etnias de la Alcaldía de Panamá, realizaron un foro virtual sobre la situación de la población afropanameña en el marco de la pandemia. Allí, el Viceministro de Salud, Luis Francisco Sucre, reconoció el vacío de los datos con respecto a las personas de este grupo afectadas por el COVID-19, pero a su vez, adquirió un compromiso públicamente para solucionar esta problemática.

Como ciudadano panameño y afrodescendiente, además, defensor de los derechos de esta población, tengo mis esperanzas puestas en que el Viceministro Sucre cumpla con lo pactado, pues sin datos oportunos y confiables, nunca se podrán formular las políticas públicas necesarias. No se puede trabajar a base de percepciones, sino con visibilidad estadística y datos abiertos.

El escenario que presenciamos es complejo, pues es de conocimiento de toda la población panameña que durante la pandemia, la asistencia socioeconómica para las personas pobres ha sido insuficiente. En este contexto, no podemos olvidar que gran parte de las personas afrodescendientes están insertas en la economía informal, por ende, esta situación les limita el acceso a sistemas de ahorros que les permitan tener seguridad alimentaria, buena nutrición y productos sanitarios para el hogar y uso personal, afectando mayoritariamente a las mujeres afrodescendientes durante el confinamiento.

El último estudio del Banco Mundial sobre los afrodescendientes en América Latina, evidenció que gran parte de esta población se concentra en las zonas urbanas, muchas de ellas, se centran en barrios pobres y en situación de hacinamiento con clara falta de acceso a servicios de agua potable, sistemas de alcantarillado y energía eléctrica, por ello, estas dificultades les aumenta la posibilidad de contraer y propagar el virus del COVID-19.

Son muchos los retos y desafíos que enfrentan la población afrodescendiente, por ello, urge que las autoridades inviertan en acciones afirmativas para reducir el racismo estructural y sus costos asociados como una manera de contribuir al desarrollo sostenible de Panamá.

Cabe mencionar que Panamá celebra los 20 años de la aprobación de la Ley 9 del 30 de mayo de 2000, que establece el Día de la Etnia Negra en Panamá con el objetivo de resaltar los valores y aportes de las personas afrodescendientes al desarrollo de nuestro país.

No se puede hablar de la historia de Panamá, sin mencionar a las y los afrodescendientes que a lo largo de la construcción de esta nación, han aportado a la ciencia, la cultura, la academia, la ingeniería, el deporte, la política, la agricultura y muchos otros sectores.

Como joven afropanameño, hoy rindo tributo a mis ancestros y ancestras que nos han abierto los caminos para que hoy podamos gozar parte de nuestros derechos. Nuestra misión es continuar con ese legado para acelerar el cumplimiento de los derechos humanos de la población afrodescendiente. Somos más que baile, somos más que vestidos y somos más que comida; estamos en el ADN y la identidad de este país, somos África palpitando en Panamá.

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