La guardia que custodia al papa Francisco y El Vaticano

Es uno de los sitios con mayor acceso restringido en ciudad del Vaticano: el cuartel de la Guardia Suiza.

Es el ejército más pequeño del mundo. Sus filas la conforman 110 miembros, que tienen la misión, desde hace más de 500 años, de proteger la vida del Papa.

El próximo 6 de mayo, como es tradición, estos soldados serán juramentados. Antes de eso habrán atravesado un riguroso proceso de formación, que inicia en Suiza, pero termina aquí, en el Vaticano.

"Como la manipulación de la alabarda, las posiciones, los movimientos", relató Nicola Crivelli a TVN Noticias, sobre la preparación.

Pocas cámaras de televisión han entrado a este lugar. Aquí se preservan los trajes y armas de honor.

Arnaud Cattin Valencia es de nacionalidad suiza, requisito indispensable para estar en esta milicia, pero su madre es ecuatoriana. Siente mucho orgullo de representar a Latinoamérica en el ejército del papa.

"Estoy muy feliz de ser suizo, pero también de tener la nacionalidad ecuatoriana. Represento a Suiza, pero también mi corazón es ecuatoriano. Es una experiencia maravillosa", expresó Cattin Valencia a TVN Noticias.

Arnaud es alabardero, nombre que recibe la función de cuidar, portando esta arma, las principales entradas de la residencia vaticana, lo que le ha permitido conocer el lado más humano del pontífice argentino.

"Es muy al contacto de las personas, es muy lindo tener un papa así", consideró Arnaud Cattin Valencia.

El cuartel de la Guardia Suiza es un relicario de historia.

Este ejército fue fundado en 1506, a petición del papa Julio II, que confiaba en la buena reputación de los suizos. Desde entonces, contó Nicola Crivelli, suizo de origen uruguayo, no se ha descuidado la misión de cuidar al papa, con valentía y lealtad, a donde sea que vaya.

"Es un gran honor, somos muy pocos. Somos un cuerpo muy pequeño, pero tenemos una tarea tan importante y grande. Es un honor y una gran responsabilidad", comentó Crivelli a TVN Noticias.

La Guardia Suiza Pontificia es testigo de los momentos más trascendentes de la historia. Entre sus tareas está también cuidar del Vaticano en periodos de sede vacante, es decir, mientras se elige al nuevo sucesor de Pedro.