Los gobiernos acabaron con la cosecha de sueños en el campo

Productores de cebolla serán sancionados por incumplir legislación: García
Producción de cebollas en Panamá.

Jhonny Pérez, es un candidato presidencial que durante su campaña visitó la campiña interiorana muchas veces en busca del voto de los hombres y mujeres del campo. Prometió que apoyaría fuertemente el sector agropecuario y que vendrían mejores días, sin embargo luego de ganar la presidencia se olvidó de sus promesas y el agricultor sigue sufriendo.

Jhonny Pérez es un personaje ficticio que es el protagonista de un cortometraje, llamado “La Mentira Tiene Patas Cortas” (el cual pueden ver abajo) y cuyo guion escribí en el 2014. Es una historia producto de una imaginación inspirada en la realidad de nuestro país.

Es una lástima que en las últimas semanas tengamos que ver noticias de hombres de campo peleando en las calles, porque no tienen donde vender sus productos y se sienten traicionados por el gobierno que ha preferido a los históricos importadores.

La vida del hombre campesino es difícil, en primer lugar porque el trabajo agropecuario demanda mucho esfuerzo físico y además porque cada proyecto que emprende lo hace con un sueño y la esperanza de días mejores para su familia.

El campesino ya no esta cosechando esperanzas y sueños, debido a que el gobierno llamado a garantizar la seguridad alimentaria y la oportunidad de venta del producto no lo está haciendo. Y no lo hace Jhonny Pérez, ni ningún otro gobierno en la historia reciente de Panamá desde 1990 a la fecha, por una sencilla razón: “Al gobierno no le importa el hombre del campo, solamente le interesa cada cinco años para que les den el voto”.

¿Por qué el Estado panameño no lanza un programa nacional que una esfuerzos en apoyar al productor nacional, elimina el perverso intermediario y quita la piedra gigante de la importación del camino? Una pregunta que tiene dos elementos claves como respuesta: “Falta de voluntad política e intereses económicos”, aunque probablemente la segunda palabra pese más que la primera.

Los intermediarios son unos perversos especuladores que como aves de rapiña esperan al productor en su lecho de muerte para devorarlo, quitarle la producción a un precio de venta absurdo y luego venden a altos precios. El consumidor finalmente es la víctima de la alianza tirana del intermediario y el vendedor final.

Este es el caso de un productor de ñames que ha salido un día antes de su casa con su producto para el mercado. Llega y los intermediarios se le acercan, le elogian el producto y lo primero que le dicen es que el ñame no tiene mucha salida y que por eso le pueden ofrecer un precio X. El productor rechaza esa oferta, porque tiene la esperanza de vender a mejor precio, sin embargo pasan las horas, la desesperación lo ataca y ante la posibilidad de perder, prefiere ceder ante la oferta despreciable del intermediario. ¿El gobierno sabe esto? Si lo saben y no hacen nada, para acabar con esta mafia perversa.

Otra de las grandes injusticias que comenten los gobiernos en el poder es fomentar la importación y desprecian la seguridad alimentaria del país. El reciente caso se dio cuando los productores de cebollas tenían su cosecha lista para vender y el gobierno prefiere traer cebolla importada que dejó sin oportunidad a los cebolleros de poder vender su producto. ¿Esto es oportunidad y desarrollo? No es perversidad gubernamental en alianza con otra mafia, los importadores.

¿Alguna vez estos gobernantes miopes, que responden a los intereses económicos se han preguntado que pasaría si existe una escasez mundial de arroz? La respuesta es lógica, los panameños nos quedaremos sin el plato principal de la mesa, porque ningún gobierno se ha preocupado por garantizar la seguridad alimentaria del país y no producimos lo que nos comemos. Esto es una realidad que deben empezar a ver las autoridades ante el impacto mundial del cambio climático y el calentamiento global.

En conclusión, nuestros campos siempre han estado abandonados. Ante la falta de oportunidad para el productor y su familia; se ha dado la venta de tierra como último recurso y el campesino está perdiendo sus terrenos. Sus hijos migran a la ciudad en busca de oportunidades que no siempre encuentran.

Una cadena de males que pudiésemos evitar si le damos un gran empuje al campo y para finalizar les dejo esta reflexión: “Si quieres ver la calidad de un gobernante, fíjate en como ha tratado a los hombres del campo”. ¿Cómo será la calidad de nuestros gobernantes? Se los dejo de tarea.

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