Acceso al agua potable y saneamiento, claves para reducir muertes por cólera

El cólera sigue causando estragos en las naciones más pobres.

Agua potable.
Agua potable. / Cortesía.
Efe
03 de octubre 2017 - 10:36

Casi tres millones de personas se contagian anualmente de cólera y de ellas más de 95,000 mueren, razón por la cual los principales organismos de salud pública se han unido para acabar con este flagelo, un combate que pasa sobre todo por el acceso al agua potable y al saneamiento.

El cólera es una enfermedad que se controló hace 150 años en los países desarrollados, pero que continúa causando estragos en las naciones más pobres.

"No deberíamos aceptar que una enfermedad que se erradicó hace un siglo en los países ricos siga devastando las naciones pobres", afirmó en rueda de prensa Pete Salama, director de emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Prueba de esa disparidad es que, por ejemplo, desde que la bacteria se introdujo en Haití en 2010, más de un millón de personas se ha infectado y más de 10,000 han fallecido.

Sólo en lo que va de 2017, más de 800 personas han muerto a causa de una epidemia de cólera en Somalia y otras 500 en la República Democrática del Congo, mientras que en el Yemen más de 700,000 se han infectado y 2,000 han fallecido.

"El mapa del cólera es esencialmente el mismo que el de la extrema pobreza", denuncia la hoja de ruta elaborada por el Grupo Global para el Control del Cólera (GTFGG, en sus siglas en inglés) y que se presentó este martes 3 de octubre en Ginebra.

En este grupo están implicadas agencias de la ONU, como la OMS y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), pero también la alianza público-privada para la vacunación GAVI; la Fundación Bill y Melinda Gates; la Fundación Mérieux y los Centros de Prevención y Control de Enfermedades (CDC).

El objetivo es claro: reducir las muertes por cólera en un 90 por ciento y lograr que 20 de los 47 países que se ven afectados por la enfermedad la eliminen completamente de ahora al 2030, y que el resto la controle y la reduzca a mínimos.

Para ello se debe atajar el origen de la infección: la falta de acceso al agua potable y al saneamiento, dado que el cólera se contagia mediante el agua o comida contaminada con heces.

Esta es la intervención más importante a largo plazo, que debe complementarse con acciones rápidas y efectivas cuando surgen brotes epidémicos, mediante la distribución de tratamientos (soluciones rehidratantes) y de vacunas, que evitarían el contagio y la propagación de la bacteria.

"Tenemos que pensar que en 2013 sólo teníamos 2 millones de dosis de vacunas para distribuir mundialmente y en 2018 contaremos seguramente con 25 millones. Ahora tenemos un solución concreta y tangible para el corto plazo, mientras desarrollamos las estrategias a largo plazo", dijo Salama.

Por su parte, el director ejecutivo de GAVI, Seth Berkley, indicó que esperan poder incrementar la producción y contar en unos años con una horquilla de entre 50 y 75 millones de dosis disponibles.

Estos procesos de vacunación quieren llevarse a cabo especialmente en "zonas calientes", lugares donde la enfermedad es endémica o las pésimas condiciones de saneamiento hacen muy propicia su aparición.

Sólo en África entre 40 y 80 millones de personas viven en esas "zonas calientes".

Por lo tanto, para llevar a cabo el plan se necesita una fuerte inversión en acceso al agua y al saneamiento, un amplio control epidemiológico, una red estable de laboratorios y una implicación de las comunidades a través de mejoras en los hábitos de higiene.

Precisamente, la asesora en Salud de la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR), Julie Hall, indicó que la implicación de la comunidad es "esencial", por lo que los recursos humanos y financieros deben estar disponibles a nivel local.

En el mundo aún hay 844 millones de personas sin acceso al agua potable, 2,000 millones beben agua de fuentes contaminadas con heces y 2,400 millones no tienen acceso al saneamiento.

El texto advierte de que el cambio climático, el crecimiento de la población y su propensión a la urbanización incrementarán el riesgo de la enfermedad en los próximos años.

Un aspecto esencial es la inversión, que tendrá que estar asegurada por un compromiso claro de los países afectados, pero también de los donantes, que se espera vean esta estrategia como una herramienta esencial para el desarrollo de dichas naciones.

Se calcula que el coste anual del cólera es de 2,000 millones de dólares, derivados de gastos sanitarios y de la pérdida de productividad.

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