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Entre China y Corea del Norte, el sueño de lucrarse con la cumbre Kim-Trump

Foto combo de Kim Jong-un y Donald Trump
Foto combo de Kim Jong-un y Donald Trump / AFP
Afp
07 de junio 2018 - 08:12

Costureras norcoreanas trabajan en un taller abierto recientemente en el noreste de China, una región fronteriza con Corea del Norte donde empresas locales escrutan la cumbre entre Kim Jong Un y Donald Trump con la esperanza de lograr beneficios para la economía local.

En Dandong, las máquinas de coser de esta fábrica textil estuvieron paradas varios meses: las obreras se vieron forzadas a regresar a su país, como centenares de otros empleados norcoreanos, al aplicarse las sanciones de la ONU, constató un periodista de la AFP en enero.

Dandong, ciudad china de 2,4 millones de habitantes por la que transita la mayor parte del comercio hacia Corea del Norte, vive al ritmo de los sobresaltos geopolíticos.

El espectacular ballet diplomático de las últimas semanas, por el que se vio al líder norcoreano Kim Jong Un celebrar reuniones con el presidente surcoreano y el jefe de Estado chino Xi Jinping, distendió la atmósfera.

Aunque China no ha anunciado aún el aligeramiento de las sanciones, en Dandong los turistas curiosos están de regreso, las costureras norcoreanas volvieron a su taller, los comerciantes se las ingenian para aumentar sus ventas... y el sector inmobiliario crece, como si la próxima cumbre de Singapur entre Kim y el presidente estadounidense Donald Trump augurara una apertura económica en Corea del Norte.

"La mayoría de los compradores son empresarios del sur de China, deseosos de hacer comercio. Vendimos en un mes tantos apartamentos como en un año entero", dice el agente inmobiliario Yue Yue. Propone habitaciones cerca de Yalu, el río que separa ambos países.

Espectáculos en trajes típicos

En el puesto fronterizo se ven de nuevo decenas de norcoreanos -reconocibles por los retratos de dirigentes del régimen que lucen en el pecho- esperando el autobús diario de las dos de la tarde para regresar a casa con grandes bultos.

En sentido contrario, Liu, un turista chino, acaba de visitar Corea del Norte durante dos días con siete amigos y se muestra impresionado de "lo poco desarrollado" que está el país vecino.

Los negocios se reanudan en los restaurantes coreanos. El "Pyongyang" propone de nuevo en medio de su decorado de mármol espectáculos de música y danza con trajes tradicionales.

El establecimiento volvió a abrir en marzo, cuando Kim Jong Un visitaba Pekín por primera vez, indicaron unas camareras a la AFP. Alrededor de las mesas, clientes chinos y norcoreanos hablan de negocios.

"Cerramos nuestro sitio de ensayos nucleares. ¡Eso muestra nuestro amor por la paz!", dice Kim, comerciante norcoreano abordado por la AFP. "Esperamos un buen resultado de las negociaciones".

El restaurante pertenecía hasta el año pasado a la empresaria china Ma Xiaohong y a la Korea National Insurance Corporation, ambas afectadas por las sanciones estadounidenses.

Los capitales de la empresa fueron luego trasladados a un albergue local... cuyo propietario, actualmente en Corea del Norte, no respondió a los llamadas de la AFP.

Según un empleado, es "una forma de cubrirse": luego de las sanciones de la ONU, China exigió en enero el cierre de las coempresas norcoreanas en el país...

Cerrado por sanciones

China, principal aliado del régimen de Kim Jong Un, representa lo esencial del comercio exterior norcoreano.

Pero las sanciones, que prohíben las exportaciones de muchos bienes norcoreanos, provocaron un hundimiento de los intercambios bilaterales del 59% entre enero y abril, y forzaron a muchas empresas a cerrar.

Según dos negociantes locales, entre 400 y 500 de sus competidores cesaron su actividad. Si algunos sobrevivieron, sus volúmenes se hundieron drásticamente y los precios aumentaron.

Según un empresario que apostó por los productos textiles más fáciles de trasladar, "las sanciones locas de Trump hicieron mucho daño".

En el taller textil, la gerente, la señora Tian, asegura respetar las sanciones de la ONU y afirma que las costureras norcoreanas vienen "de otra empresa", en virtud de un acuerdo alcanzado antes de la prohibición de contratar nuevos empleados.

Pero interrogada por la AFP para que diera más detalles, dijo que "solo subarrendamos este espacio (...) Es una pequeña actividad, no sabemos de política..."

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