Haitianos tratan de legalizar su estatus en Dominicana

En momentos en que la República Dominicana está a punto de concluir su plan de regularización de extranjeros y a la larga comenzará a deportar a aquellos que no tengan permiso migratorio, cientos de haitianos hacen largas filas para tratar de inscribirse y reunir los documentos que aún les faltan.

"Estamos pasando calamidades, pasando hambre", dijo Aimé Morette, quien en su quinto intento logró comenzar el trámite en la oficina central del programa en Santo Domingo. En las cuatro ocasiones anteriores no había llegado lo suficientemente temprano como para ingresar al reducido grupo de 100 inmigrantes que eran atendidos cada día en esa oficina.

Dada la enorme demanda, el Ministerio del Interior, que está a cargo del programa, amplió el horario de atención en las dos últimas semanas a fin de recibir más solicitudes cada día.

Morette, un albañil de 28 años de los cuales 15 los ha pasado en la República Dominicana, llegó con algunos compañeros de trabajo a la oficina del registro a las 5 de la mañana. A esa hora ya había un poco más de 140 personas en la fila.

"Todavía hay que traer otros papeles. Siempre es difícil, pero vamos a ver", agregó el albañil con la esperanza de que ni él, ni su esposa ni sus dos hijos sean deportados. Una vez inscritos, los inmigrantes tienen 45 días para completar su solicitud.

El ministro del Interior Ramón Fadul dijo que aquellos extranjeros que no se hayan inscrito en el plan de regularización serán deportados. La recepción de solicitudes concluye el miércoles a las 7 de la noche.

Aunque insistió en que no habrá deportaciones masivas, ni redadas en busca de haitianos, la Dirección de Migración anunció que tiene listos 12 autobuses y varias oficinas en la frontera para usarlas en las repatriaciones.

En junio de 2014, el gobierno dominicano comenzó el programa para regularizar el estatus de todos los extranjeros que viven en el país sin permiso migratorio, pero su capacidad se vio desbordada debido a la enorme demanda. Las autoridades estimaban que legalizarían a unos 500.000 extranjeros, en su gran mayoría inmigrantes del vecino Haití.

Fadul detalló que hasta el lunes cerca de 250.000 personas, en su mayoría de origen haitiano, habían comenzado el trámite, pero de ellas apenas unas 300 ya obtuvieron un permiso migratorio y sólo poco más de 10.000 reunieron todos los requisitos.

Explicó que uno de los mayores obstáculos ha sido que los empresarios se niegan a emitir cartas de trabajo a sus empleados haitianos, además de que muchos de los inmigrantes no cuentan con ningún tipo de identificación de su país, indispensable para inscribirse.

Aunque el gobierno haitiano se comprometió a emitir cédulas de identidad y pasaportes a sus ciudadanos que viven en la República Dominicana, los costos y la lentitud del trámite se convirtieron en otro obstáculo.

"Siempre me dicen que vaya, pero no me dan nada", dijo Molaire Cadon, de 66 años, en referencia a los trámites que realiza desde hace varios meses para obtener su pasaporte en la embajada de Haití en Santo Domingo.

Cadon cruzó la frontera de Haití hacia República Dominicana cuando tenía 13 años, en 1963, y trabajó toda su vida en los ingenios azucareros. Como él, miles de trabajadores haitianos que laboraron durante décadas en los cañaverales dominicanos podrían ser deportados por no tener permiso de residencia.

Cientos de trabajadores cañeros protestaban el lunes afuera de la oficina del registro en demanda de que se les permita inscribirse en el programa sólo con sus credenciales que los acreditan como trabajadores de los cañaverales.

Jesús Núñez, vocero de los cañeros, aseguró que unos 50.000 trabajadores podrían quedar fuera el programa y expuestos a ser repatriados a Haití, de donde emigraron hace décadas.

Washington González, quien está a cargo del programa, explicó en conferencia de prensa que sólo serán regularizados los 2.700 cañeros que ya reciben una pensión del gobierno. Los demás quedarán sin permiso de residencia.