Presidente afgano visita ciudad asediada por los talibanes, que siguen ganando terreno

El presidente afgano, Ashraf Ghani
El presidente afgano, Ashraf Ghani / AFP
Afp
11 de agosto 2021 - 06:35

El presidente afgano, Ashraf Ghani, llegó el miércoles a Mazar-i-Sharif, la gran ciudad del norte del país, que está en el punto de mira de los talibanes, para intentar coordinar una respuesta que frene el avance de los insurgentes, que ya controlan más de un cuarto de las capitales de provincia.

En la madrugada del miércoles, los talibanes se apoderaron de la ciudad de Faizabad, capital de la provincia de Badajshán (noreste), en la que nunca habían podido entrar durante su ascenso al poder en los años 1990.

En este momento, controlan nueve de las 34 capitales de provincia de Afganistán, que fueron cayendo en sus manos como las piezas de un dominó. Siete de ellas están situadas en el norte del país, en un zona que siempre se había resistido a su dominio.

"Las fuerzas de seguridad abandonaron Faizabad y se retiraron (a los distritos vecinos). Los talibanes han tomado la ciudad. Los dos bandos han sufrido importantes pérdidas", declaró a la AFP Zabihullah Attiq, diputado de la provincia de Badajshán.

Faizabad siguió a Farah, en el oeste, y a Pul-e Khumri, en el norte, que cayeron en manos de los insurgentes el martes. Desde el viernes, los talibanes han encadenado las conquistas: Zaranj (suroeste), Sheberghan (norte) y, sobre todo, Kunduz, la grand ciudad del noreste, así como otras tres ciudades septentrionales, Taloqan, Sar-e-Pul y Aibak.

En Kunduz, varios "centenares" de miembros de las fuerzas de seguridad afganas que se habían atrincherado cerca del aeropuerto tras la caída de la ciudad en manos de los talibanes el fin de semana, se rindieron ante los insurgentes el miércoles, dijo a la AFP un responsable regional.

"Los talibanes nos rodeaban, nos disparaban obuses. No había modo de responder", confirmó un soldado a la AFP, sin querer dar su nombre.

Organizar la "resistencia"

La situación en el norte del país es crítica y las fuerzas de seguridad afganas parecen estar muy desmoralizadas. En Mazar-i-Sharif, Ghani se reunió con Mohammad Atta Noor, exgobernador de la provincia de Balj, cuya capital es Mazar-i-Sharif, un hombre con mucho poder en el norte del país, que prometió resistir "hasta la última gota de sangre", y con Abdul Rachid Dostom, que fue su vicepresidente hasta hace pocos meses.

La conversación giró en torno a la "coordinación, dotación de equipos y movilización de las fuerzas de resistencia", dijo en Twitter Latif Mahmood, portavoz de la presidencia.

Los talibanes, que convergen desde varias direcciones hacia Mazar-i-Sharif, atacaron el martes vecindarios de la periferia de la ciudad, pero fueron obligados a retroceder, según un periodista de la AFP en el lugar.

Si Mazar-i-Sharif cae en sus manos, sería catastrófico para el gobierno, que no tendría ningún control en la mitad norte del país. Esto permitiría a los talibanes enfocarse en otras regiones, Kabul incluida.

"No aprenden del pasado. Vinieron varias veces al norte y siempre cayeron en la trampa", advirtió Dostom, acusado de haber matado a 2.000 talibanes asfixiándolos en contenedores en 2001.

Atrocidades

La violencia ha llevado a decenas de miles de personas a huir por miedo a las atrocidades cometidas por los talibanes en los lugares que caen en sus manos.

Unas 359.000 personas se han visto desplazadas en el país por los combates desde inicios de año, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Los talibanes lanzaron esta ofensiva en mayo, al inicio de la retirada final de las fuerzas estadounidenses, pero su avance se ha acelerado.

Además de avanzar en el norte, también hay combates cerca de Kandahar, la segunda ciudad más grande del país, situada en el centro y asedidada desde hace semanas, según un corresponsal de la AFP en el lugar. Los talibanes intentaron entrar en la prisión de la ciudad para liberar a insurgentes presos.

La salida de las tropas extranjeras de Afganistán concluirá en torno al 31 de agosto, veinte años después de la intervención a raíz de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.

Biden no se arrepiente

"No me arrepiento de mi decisión" de salir de Afganistán, aseguró el martes el presidente estadounidense, Joe Biden. Los afganos "deben tener la voluntad de luchar" y "deben luchar ellos mismos, por su nación".

Pero Washington no oculta su frustración ante la debilidad del ejército afgano, que los estadounidenses forman, financian y equipan desde hace años.

El portavoz de la diplomacia estadounidense, Ned Price, subrayó que las fuerzas gubernamentales son "muy superiores en número" a los talibanes, y tienen "el potencial de provocar pérdidas más importantes".

El martes, representantes de Catar, Estados Unidos, China, Reino Unido, Uzbekistán, Pakistán, Naciones Unidas y la Unión Europea se reunieron en Doha para conversar sobre la situación en Afganistán.

Los encuentros continúan este miércoles, cuando se prevé que el enviado estadounidense, Zalmay Khalilzad, inste a los talibanes a "poner fin a su ofensiva militar y negociar un acuerdo político".

La ciudad catarí acoge desde septiembre conversaciones entre el gobierno afgano y los talibanes, en virtud del acuerdo de paz firmado en febrero de 2020 entre los insurgentes y Estados Unidos. Pero las negociaciones llevan semanas en punto muerto.

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