Reconstrucción de Haití conlleva desalojos

Reconstrucción de Haití conlleva desalojos
Reconstrucción de Haití conlleva desalojos
AP/Haití
22 de julio 2014 - 09:50

En el material promocional del gobierno haitiano, las amplias avenidas de la capital están limpias y bien asfaltadas, salpicadas de palmeras, parques y un césped bien cuidado. Los nuevos edificios de los ministerios son elegantes y modernos pero conservan un toque de la arquitectura neoclásica de las antiguas estructuras perdidas por culpa de los desastres naturales.

Esta es la gran visión de Puerto Príncipe del presidente Michel Martelly, el sueño que según él va a reemplazar lo que fue destrozado por un terremoto de 7,0 grados de magnitud que dejó gran parte de la capital de Haití en ruinas el 12 de enero de 2010. Los planes bosquejados se parecen más a un acaudalado suburbio de Miami que al casco antiguo de una ciudad que albergaba tanto instituciones estatales como viviendas en mal estado.

"Estos planes tardarán mucho tiempo en terminarse, tal vez otros 10 años", dijo Harry Adam, director ejecutivo de la agencia gubernamental que se encarga de la construcción de edificios públicos y viviendas. "Pero creo que son realistas. Podemos hacerlo."

Las demoliciones para la construcción de una "ciudad administrativa" comenzaron en junio en un espacio que abarca 30 hectáreas del centro.

Pero el plan, que algunos ven como un signo de renacimiento después del terremoto, también ha desatado una tormenta de críticas porque los nuevos edificios obligaron a desalojar de la noche a la mañana a un montón de inquilinos pobres que tuvieron que abandonar sus hogares antes de que llegaran las excavadoras.

Si bien no hay cifras disponibles de la cantidad de gente que se quedó sin techo por las demoliciones, en el centro de la ciudad se han instalado numerosas personas en carpas en las últimas semanas. Y han aparecido montañas de escombros tan grandes que pareciera que hubo otro terremoto.

Algunos sobrevivientes del temblor, que hace poco dejaron de vivir en campamentos para instalarse en departamentos, están ocupando nuevamente carpas o alojándose con amigos.

Uno de ellos es Jean Louis Wilner, un hombre de 32 años que tiene un hijo de dos años. Luego de residir dos años en un campamento de carpas, pensó que finalmente había salido de esa pesadilla. Ocupó un departamento con un alquiler subsidiado por un año y se ganó la vida vendiendo refrescos. Ahora se pregunta si sobrevivirá a la temporada de huracanes. Igual que tantos otros, dice que perdió todas sus pertenencias en el terremoto o a manos de ladrones.

"En este país no se respeta a los seres humanos. Estoy peor que después del terremoto. Es humillante", expresó.

Políticos de oposición dicen que planean movilizar a las familias desplazadas para que protesten contra el gobierno de Martelly.

"¿Les dan unos minutos de preaviso y traen las aplanadoras? Eso es un crimen. Estas familias no tienen adónde ir y quedan nuevamente en la calle", sostuvo el senador Moise Jean-Charles, acérrimo opositor de Martelly.

El gobierno admite que las comunicaciones en torno a las demoliciones pudieron haber sido mejores y aduce que algunos dueños de edificios que fueron notificados con antelación no informaron a sus inquilinos que los departamentos serían demolidos.

El notario Jean-Henry Ceant, quien ayuda a las personas que se quedaron sin techo, dice que los dueños de los edificios que tienen los títulos de propiedad en orden son compensados con celeridad. Pero en Haití, donde los registros de propiedades son un caos, a menudo cuesta demostrar que alguien es efectivamente dueño de un terreno o un edificio.

Los inquilinos también son compensados... si logran demostrar que vivieron durante una década en las instalaciones que han sido demolidas y que han pagado por los servicios públicos, de acuerdo con el organismo que supervisa el proyecto.

"Si uno tiene recibos que corroboren que pagó la luz, el agua... durante 10 o 15 años, entonces se le pagará", expresó Adam.

Por ahora cuesta visualizar el orden que se supone habrá en el centro de la ciudad, donde abundan las calles con agujeros en el pavimento y hierros retorcidos que son una tentación para los cartoneros. La idea es que todos los ministerios se concentren en elegantes boulevards y revivir un distrito comercial que ya estaba moribundo antes del terremoto.

Hay numerosos indicios de que la reconstrucción está en marcha, incluidos los armazones de varios edificios ministeriales nuevos. La mayor parte de las obras ha sido financiada con donaciones del programa venezolano Petrocaribe. Las autoridades se abstuvieron de dar un estimado, pero se espera que la primera fase del proyecto cueste unos 150 millones de dólares.

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