Víctimas y activistas piden a Francisco más dureza contra los abusos en la Iglesia

En una carta abierta dirigida al jefe de la Iglesia católica, los firmantes pidieron al papa que durante su estancia en la región haga "anuncios importantes" orientados a enfrentar la "enfermedad" de los abusos sexuales por parte de clérigos, que pareciera "haber hecho metástasis en toda la estructura eclesial".
En una carta abierta dirigida al jefe de la Iglesia católica, los firmantes pidieron al papa que durante su estancia en la región haga "anuncios importantes" orientados a enfrentar la "enfermedad" de los abusos sexuales por parte de clérigos, que pareciera "haber hecho metástasis en toda la estructura eclesial". / EFE
Efe
11 de enero 2018 - 12:19

Víctimas de abusos, activistas e intelectuales chilenos y peruanos reclamaron hoy al papa Francisco que durante su visita a ambos países la próxima semana atienda el tema de los abusos cometidos por el clero y le pidieron mayor dureza para combatir esos crímenes "execrables" dentro de la Iglesia.

En una carta abierta dirigida al jefe de la Iglesia católica, los firmantes pidieron al papa que durante su estancia en la región haga "anuncios importantes" orientados a enfrentar la "enfermedad" de los abusos sexuales por parte de clérigos, que pareciera "haber hecho metástasis en toda la estructura eclesial".

La nota, que se refiere expresamente a los casos del sacerdote Fernando Karadima en Chile y del Sodalicio de Vida Cristiana en Perú, apunta que durante sus cinco años de pontificado Francisco ha hablado en reiteradas ocasiones de su intención de aplicar "tolerancia cero" para los casos de abuso y la rendición de cuentas de los sacerdotes y religiosos implicados.

"Los hechos, la realidad, las denuncias periodísticas, nos muestran que si algo ha hecho usted desde su altísima posición, ello no ha sido suficiente. (...) Los abusos continúan. Los encubrimientos por parte de la clerecía y de las autoridades eclesiásticas prosiguen. El silencio se mantiene. (...) La impunidad se perpetúa y no se aprecia aun ningún protocolo de rendición de cuentas que transparente los crímenes y delitos que perpetran los miembros de su institución", afirma la carta.

Así, los firmantes piden a Francisco que para evitar "estos atentados abominables y abyectos" se cumpla con las recomendaciones del Comité de Derechos del Niño, y se establezcan protocolos y mecanismos independientes con autoridad para investigar todas las denuncias que se presenten en las todas las organizaciones relacionadas con la Iglesia Católica.

Más allá de eso, también pidieron al papa "enjuiciar y sancionar a los autores de los abusos con penas acordes con la gravedad de las fechorías" y velar por la reparación de las víctimas.

"Debe garantizar que las personas responsables de violaciones y atropellos sean denunciadas ante las autoridades judiciales nacionales. Y, si ello supone enmendar el derecho canónico y las leyes del Estado de la Ciudad del Vaticano, pues entonces debe realizarlo, y, ante todo, llevarlo a la práctica", apuntaron.

En ese sentido, recordaron que "al crimen y al delito" hay que tratarlos como tal y "no como una simple infracción moral", y subrayaron que "propiciar el secretismo en lugar de la transparencia, es favorecer a los depredadores sexuales en lugar de ponerse en los zapatos de las víctimas".

Para los firmantes, "consentir y tolerar que sigan ocurriendo" los abusos hace imposible "cerrar las heridas de las víctimas de estos atroces delitos" que hasta hace poco habían permanecido ocultos.

Entre los firmantes se encuentran varias víctimas de Karadima en Chile, y varios miembros del Sodalicio de Vida Cristiana en Perú, así como abogados, activistas y defensores de los derechos humanos e intelectuales como Álvaro Vargas Llosa o José Ugaz, entre otros.

Precisamente ayer el Vaticano ordenó intervenir la institución peruana del Sodalicio de Vida Cristiana tras las graves acusaciones vertidas contra su fundador, Luis Fernando Figari, acusado por la fiscalía peruana por los presuntos delitos de asociación para delinquir, secuestro y lesiones psicológicas graves, en relación con casos de abusos sexuales.

Figari reside en Roma en un lugar secreto y el año pasado el Vaticano indicó que no podría regresar a Perú salvo por motivos muy graves.

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