Fuerzas de seguridad birmanas dispersan manifestaciones tras noche de arrestos

Enfrentamiento entre los militares y los ciudadanos en Birmania
Enfrentamiento entre los militares y los ciudadanos en Birmania / AFP
Afp
09 de marzo 2021 - 08:51

Las fuerzas de seguridad dispersaron rápidamente varias manifestaciones prodemocracia este martes en Birmania, después de haber cercado por la noche a cientos de manifestantes en el centro de Rangún, donde se multiplicaron las redadas y las detenciones.

Se registraron concentraciones en varios puntos del país, que fueron atajadas rápidamente con gas lacrimógeno y granadas aturdidoras, según medios locales. Sin embargo, no se constataron episodios violentos, al contrario de lo ocurrido la víspera.

El lunes por la noche, cientos de manifestantes, entre ellos muchas birmanas que celebraban el Día Internacional de la Mujer, fueron acorralados durante horas en el barrio de Sanchaung, escenario de importantes protestas en los últimos días.

Las fuerzas de seguridad registraron las casas en busca de detractores. Quienquiera que esconda a manifestantes será castigado, advirtieron los medios de comunicación estatales.

"La policía inspeccionó todas las viviendas de esta calle. Vinieron a nuestro apartamento, pero no habíamos escondido a nadie" y se fueron, contó un vecino.

"Nos dijeron que no los miráramos, si no dispararían", dijo otro, explicando que las casas que habían mostrado en ventanas y balcones la bandera de la Liga Nacional por la Democracia (LND), el partido de Aung San Suu Kyi, fueron especialmente blanco de estos allanamientos, en los que terminaron detenidas decenas de personas, según testimonios recabados por la AFP.

Para apoyar a los manifestantes asediados, cientos de habitantes desafiaron el toque de queda impuesto por las autoridades y salieron a la calle. "Liberen a los estudiantes", corearon.

Las fuerzas de seguridad dispararon sobre todo granadas aturdidoras, para intentar dispersarlos.

Los manifestantes pudieron salir del barrio a primeras horas del día.

"La paciencia del gobierno se ha agotado", advirtieron los medios de comunicación estatales después de cinco semanas de manifestaciones prodemocracia diarias.

Una serie de hechos que provocaron, de nuevo, las condenas de la comunidad internacional y Naciones Unidas pidió "máxima moderación" al ejército.

Tres muertos

La junta continúa la represión para intentar sofocar la insurrección pacífica contra el golpe de Estado que derrocó a Aung San Suu Kyi el 1 de febrero.

El lunes, la jornada de protestas se saldó con tres manifestantes muertos y varios heridos.

En Myitkyina (norte), imágenes difundidas por las redes sociales mostraban a manifestantes inconscientes y cubiertos de sangre, uno de ellos tendido boca abajo en el suelo, con parte del cráneo destrozado. Una monja católica vestida con un hábito blanco se arrodilló en la calle, suplicando a la policía que no disparara.

En Mandalay (centro), dos vehículos militares dispersaron a manifestantes. Seis de ellos resultaron heridos, dos graves.

El ejército hunde cada día más al país "en un clima de miedo", lamenta la Asociación de Asistencia a Presos Políticos (AAPP), que contabiliza al menos 60 civiles muertos desde el golpe de Estado y más de 1.800 detenidos.

En los últimos días se multiplicaron las redadas contra las oenegés, los medios de comunicación y los políticos.

Un día después de que la policía allanara la agencia de prensa Myanmar Now, el martes efectuaron una redada en el medio independiente Mizzima, según uno de sus periodistas.

El Ministerio de Información revocó la licencia de publicación de este medio y de otros independientes (Myanmar Now, DVB, Khit Thit y 7 Day).

Muchos de los directivos de la Liga Nacional para la Democracia también fueron detenidos y un importante dirigente local del partido perdió la vida en la represión de estas protestas.

Control de los hospitales

Los militares confirmaron haber tomado el control de hospitales públicos y de campus universitarios "a petición de ciudadanos que no quieren ver inestabilidad en su país".

Médicos, profesores, abogados y otros funcionarios se han declarado en huelga desde el golpe de Estado. Estos llamamientos a la desobediencia civil están teniendo impacto en sectores como la administración pública, los bancos o los hospitales.

La junta advirtió a los funcionarios que quienes no se hayan reincorporado al trabajo a partir del 8 de marzo serán despedidos.

Los generales hacen oídos sordos a las protestas de la comunidad internacional, dividida sobre este asunto.

El Reino Unido, Estados Unidos y otros países occidentales han impuesto sanciones selectivas, pero China y Rusia, aliados del ejército birmano, no han condenado el golpe de Estado.

El Consejo de Seguridad de la ONU no alcanzó un acuerdo sobre una declaración conjunta y seguirá negociando esta semana.

Este martes, el embajador de Birmania en el Reino Unido se desmarcó de los generales golpistas, como ya han hecho su homólogo en la ONU y otros diplomáticos, y pidió la liberación de Aung San Suu Kyi.

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