Tailandia despide al rey Bhumibol en fastuoso funeral

Funeral del rey Bhumibol
Funeral del rey Bhumibol / AFP
Afp
26 de octubre 2017 - 06:11

Tailandia celebró este jueves, con gran pompa, el funeral de su monarca, impulsado por la junta militar a un estatus casi divino, con cientos de soldados vistiendo el tradicional uniforme multicolor y monjes budistas entonando rezos frente a una multitud emocionada.

El monarca falleció a los 88 años el 13 de octubre de 2016 y desde entonces era conservado en el palacio, donde era venerado según un ritual budista.

El jueves por la mañana, una inmensa procesión dirigida por el nuevo rey, Maha Vajiralongkorn, con el uniforme militar de gala, permitió llevar la urna real hasta el monumental crematorio.

Está previsto que el nuevo rey prenda fuego a la pira de su padre a las 22H00 (15H00 GMT).

Tras los primeros cánticos de los monjes budistas, el nuevo rey presidió los rituales, mientras que sus súbditos se arrodillaban ante él antes de ocupar su puesto en la procesión, como manda la tradición.

Transportada en un palanquín dorado, la urna de madera preciosa en la que tradicionalmente se conserva el cuerpo de los reyes abría el cortejo fúnebre.

El féretro del rey, que no quiso cumplir con la costumbre de la urna, fue discretamente desplazado por la noche a la torre central del crematorio dorado.

300,000 admiradores

"Él era perfecto. Ayudó mucho al país y a la gente en Tailandia. 70 millones de tailandeses están unidos en su amor por él", dijo Wacharadej Tangboonlabkun, de 65 años, ensalzando un retrato del rey.

Como la mayoría de los habitantes del reino, Tangboonlabkun no conoció a ningún otro rey antes de la muerte de Bhumibol, que reinó durante más de 70 años.

Más de 300.000 tailandeses se habían concentrado, según las autoridades, a lo largo del trazado de la ceremonia funeraria, y decenas de miles visitaron los templos repartidos por todo el país para rendirle un último homenaje.

Sin embargo, es muy difícil evaluar la popularidad real de la monarquía, ya que ésta está blindada por una ley muy estricta de lesa majestad, que genera mucha autocensura. En los últimos años, numerosos tailandeses fueron condenados a altas penas por difamar al monarca.

Pero, para los numerosos tailandeses que esperaban el cortejo, muchos de los cuales pasaron la noche a la intemperie, el rey Bhumibol era el padre de la nación.

Su estatus de semidiós es fruto de décadas de un culto a la personalidad que lo presentaba como el padre de la nación, garante de la estabilidad de un país marcado por profundas divisiones políticas, entre ultramonárquicos y reformistas.

Para sus funerales, ni el gobierno de la junta militar ni la monarquía, una de las más ricas del mundo, escatimaron en gastos: se calcula que la ceremonia y la construcción del crematorio costaron alrededor de 90 millones de dólares (más de 76 millones de euros).

Los mejores artesanos del país trabajaron durante meses para construir el crematorio, que representa al monte Merú, que es el centro del universo según la tradición budista.

A la ceremonia asistieron representantes de las casas reales de todo el mundo, desde la reina Máxima de Holanda, la reina emérita Sofía de España y la reina Matilde de Bélgica.

En medio del cortejo, ocupando una buena posición, desfilaba el jefe de la junta, el general Prayut Chan-O-Cha, que orquestó el golpe de Estado de mayo de 2014, perpetrado en defensa de la monarquía, en un momento en el que la salud del rey Bhumibol ya languidecía.

'Historia bien organizada'

Pero se desconoce la orientación que dará el nuevo rey, Maha Vajiralongkorn, a la institución real.

"La cremación representa el fin de una historia bien organizada" por las élites monárquicas, explicó el historiador David Streckfuss, especialista en la monarquía tailandesa, entrevistado por la AFP.

"Los militares llegaron al poder en 2014 afirmando ser los protectores de la monarquía. Así que no es una sorpresa que se aseguren de que todo el mundo sea muy respetuoso" con el duelo colectivo, subrayó.

La mayoría de las tiendas y restaurantes estaban cerrados el lunes por la tarde del jueves, que fue declarado día feriado.

El único activista que se atrevió a contradecir las normas, poniéndose una camisa roja, símbolo de la oposición, cuando todo el mundo lleva vistiendo de negro desde hace un año, fue expulsado fuera de Bangkok durante los funerales, denunciaron sus abogados.

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