No había estudiantes en primeras fosas en Iguala

No había estudiantes en primeras fosas en Iguala
No había estudiantes en primeras fosas en Iguala
AP/México
15 de octubre 2014 - 05:15

La noticia dio esperanza a los padres: ninguno de los cuerpos exhumados de cinco fosas comunes en el sur de México pertenecía a los 43 estudiantes que llevan casi tres semanas desaparecidos tras enfrentamientos con la policía.

Las autoridades mexicanas hicieron el anuncio el martes, señalando que había 14 detenidos más por la desaparición de los jóvenes, que la fiscalía atribuye a policías mexicanos que se sospecha trabajaban con un cártel de narcotráfico.

"Hay una luz de esperanza de que están con vida", comentó Clemente Rodríguez, padre de Cristian Alfonso, de 19 años, uno de los desaparecidos. El joven acababa de matricularse en la escuela Raúl Isidro Burgos, en la zona de Ayotzinapa de Tixla, una localidad en el estado sureño de Guerrero.

Los forenses siguen haciendo pruebas a los demás restos encontrados, y las autoridades han localizado una décima fosa común, señaló en una rueda de prensa el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam.

Los 14 agentes detenidos confesaron haber participado en la desaparición, dijo Murillo Karam. Por el momento se ha detenido a 50 personas, la mayoría policías.

Los últimos son agentes de Cocula, municipio vecino a Iguala, donde se produjeron los enfrentamientos. Tanto el alcalde como el jefe de policía de Iguala siguen prófugos y están acusados de lazos con el cártel local, Guerreros Unidos, que se cree trabajó con la policía en la desaparición de los estudiantes. La pandilla controla el tráfico de drogas en Guerrero y Morelos.

Murillo Karam señaló que las autoridades aún no han identificado a los autores intelectuales o el móvil para el ataque, pero que la colusión entre fuerzas de seguridad y narcotraficantes podría ir más allá de un solo municipio.

"Hay una conexión. Determinaremos si fue coordinación o subordinación, pero para mí está claro que trabajaban juntos"; dijo de los policías y traficantes en la zona.

Un supuesto jefe de Guerreros Unidos se suicidó el martes tras ser arrinconado por las fuerzas de seguridad que intentaban capturarle, indicó el comisionado nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido. El comisionado dijo no tener detalles sobre cómo se había matado Benjamín Mondragón, o "Benjamón".

No está claro si el hombre estaría vinculado a la desaparición de los jóvenes.

La policía abrió fuego sobre unos 100 estudiantes que habían secuestrado autobuses para volver al campus, después de viajar a Iguala para recaudar fondos para su escuela. Los estudiantes de este centro de magisterio son conocidos en México por emplear tácticas radicales para reunir fondos y difundir su filosofía izquierdista.

Seis personas murieron, 25 resultaron heridas y docenas de estudiantes fueron retenidos por la policía. No ha habido rastro de los desaparecidos en casi tres semanas, lo que llevó a los investigadores a buscar puntos de enterramiento clandestinos a las afueras de Iguala, donde se cree que los cárteles arrojan a sus enemigos.

Un experto en antropología forense, que trabaja con investigadores federales, explicó que las identificaciones de cuerpos son procesos complejos que toman tiempo, especialmente cuando se trata de restos calcinados en los que apenas queda materia útil para extraer el ADN.

"Si un hueso es cremado a más de 300 grados se hace prácticamente imposible su identificación porque se quema el colágeno", dijo Jorge Arturo Talavera, coordinador de equipo de bioarqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia. "Por eso el crimen organizado empezó a adoptar esta técnica".

Además, señaló, la forma de exhumar los cadáveres puede afectar a su identificación. Si se retiran de forma apresurada, pueden perderse piezas que ayuden en la investigación, como dientes o joyas.

El martes, cientos de profesores, estudiantes y parientes de los desaparecidos marcharon por el centro de la capital del estado, Chilpancingo, adoptando un tono mucho más solemne tras las violentas protestas del lunes en las que se dañaron seis edificios del complejo que alberga la sede del gobierno en la ciudad, capital de Guerrero.

En esta ocasión, los manifestantes desfilaron en silencio con flores blancas. Algunos llevaban velas con una gran pancarta ofreciendo una recompensa de un millón de pesos (75.000 dólares) por información.

Rodríguez, de 46 años, dijo sentirse animado por la marcha. Él, su esposa y su hija acuden a la escuela cada día en busca de noticias. Rodríguez posee una camioneta y vende jarras de agua. Su mujer prepara y vende tortillas.

De pie junto a la cancha de baloncesto de la escuela, donde las familias hacían fila para una comida simple de arroz, pollo y tortillas, Rodríguez explicó que su hijo inició en julio su primer año en la escuela. Quería estudiar para ayudar a su familia a salir adelante, y en especial a sus tres hermanas.

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