Ejecutivo farmacéutico de EEUU condenado por fraude accionario

Imagen de Martin Shkreli, exgerente de fondos de cobertura y ejecutivo farmacéutico.
Imagen de Martin Shkreli, exgerente de fondos de cobertura y ejecutivo farmacéutico. / AFP
Afp
04 de agosto 2017 - 15:19

Un jurado de Nueva York condenó el viernes a Martin Shkreli, un exgerente de fondos de cobertura y ejecutivo farmacéutico bautizado una vez como "el hombre más odiado de Estados Unidos", por solo tres cargos de un total de ocho en su contra.

El empresario de 34 años, conocido por provocar la multiplicación del precio del medicamento para el sida y la malaria Daraprim, que pasó de 13,5 a 750 dólares el comprimido de un día a otro en 2015, fue hallado culpable de tres cargos al final de un juicio que duró prácticamente un mes.

El jurado de 12 miembros lo declaró culpable de dos cargos de fraude accionario y también de conspiración para cometer fraude accionario en el quinto día de deliberaciones en una corte federal de Brooklyn, Nueva York.

Hablando a periodistas fuera de la corte, Shkreli, que fue liberado bajo fianza, dijo que estaba "encantado" con el veredicto.

"Hemos sido absueltos de los cargos más importantes en este caso y estoy encantado de informarlo", afirmó, y agradeció a Ben Brafman, "el mejor abogado del planeta".

La fiscalía acusaba a Shkreli de robar 11 millones de dólares en acciones de su primera compañía farmacéutica Retrophin para pagar a inversores que habían perdido dinero en dos de sus fondos de cobertura.

El exagente enfrentaba hasta 20 años de prisión si era declarado culpable de los ocho cargos.

El viernes su equipo de abogados, encabezados por el célebre defensor Ben Brafman -que defendió entre otros al exjefe del FMI Dominique Strauss Kahn-, dijo que tiene la esperanza de que su cliente pueda evitar ir a la cárcel.

Los fiscales del gobierno dijeron que la evidencia contra Shkreli era abrumadora, y afirmaron que contó "mentira tras mentira" a inversores durante años al manejar un esquema pirámide a través de varias compañías.

Shkreli rechazó ser testigo en su propio juicio. Su abogado defensor lo presentó como un genio con problemas que había acampado en su oficina en un saco de dormir durante dos años para construir por sí solo una empresa farmacéutica exitosa y para poder pagar lo que debía a inversores adinerados.

El ejecutivo fue acusado de fraude accionario, conspiración para cometer fraude accionario y conspiración para cometer fraude bancario por orquestar tres esquemas interrelacionados para defraudar a inversores y apropiarse de activos de manera indebida.

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