Las incógnitas de la nueva diplomacia de Estados Unidos

En la imagen, el presidente de EE.UU., Donald Trump.
El presidente de EE.UU., Donald Trump. / EFE
Afp
16 de febrero 2017 - 09:41

Los interrogantes alrededor de las posiciones de la administración estadounidense son múltiples, debido a la ambigüedad y las contradicciones, calculadas o no, de las declaraciones de los nuevos responsables en Washington.

Los socios de Estados Unidos esperan despejar dudas sobre su postura en temas como Siria, Rusia o China, con motivo de la secuencia político-diplomática que arrancó el miércoles con una reunión de la OTAN en Bruselas y continuará este jueves con el G20 en Bonn y después, la Conferencia de Seguridad de Múnich.

Ucrania y relaciones con Rusia

Pese a que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump había abogado por un acercamiento con el Kremlin durante su campaña electoral, alimentando la hipótesis de un rápido levantamiento de las sanciones estadounidenses, sus allegados han endurecido el ton tras la dimisión del consejero estadounidense para la seguridad nacional, Michael Flynn, acusado de mentir sobre sus relaciones con Rusia.

El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, dijo el miércoles que esperaba "del gobierno ruso una desescalada de la violencia en Ucrania y la devolución de Crimea", anexionada por Rusia en marzo de 2014.

El jefe de la diplomacia estadounidense Rex Tillerson y su homólogo ruso,Serguei Lavrov mantendrán un acuerdo bilateral al margen del G20.

Guerra civil en Siria

¿Se acercará Estados Unidos a Rusia coordinando los bombardeos contra el grupo Estado Islámico (EI) en Siria, tal y como sugirió Trump?

Trump ha dado hasta febrero al Pentágono para ver si se puede acelerar la campaña contra el EI. El año pasado, prometió "bombardear a fondo" a los yihadistas, incluso si ello suponía aumentar las bajas civiles.

Para evitarlo, el mandatario ha propuesto crear "zonas de seguridad" para los civiles, pero Bashar al Asad ha rechazado la idea.

OTAN y UE

Sobre la OTAN, la postura de la nueva administración es, como poco, ambivalente. El presidente estadounidense calificó primero la Alianza Atlántica de "obsoleta", antes de que su responsable de Defensa se apresurara a reafirmar su importancia, "zócalo fundamental" para Estados Unidos.

El miércoles el jefe del Pentágono James Mattis llamando a los aliados de Washington a aumentar su gasto militar so pena de ver a Estados Unidos "moderar su compromiso" en la Alianza Atlántica, despertando la inquietud particularmente en el este de Europa ante la postura rusa.

Al mismo tiempo, Trump ha hecho poco caso a la Unión Europea e incluso ha celebrado el Brexit, augurando nuevas deserciones de otros Estados miembros. Trump acusa a la UE de estar supeditada a los intereses alemanes.

Relaciones con China

En este capítulo también hay señales contradictorias.

Con un acercamiento repentino a Taiwán, Trump cuestionó el principio de la "China única", provocando la ira de Pekín... antes de dar marcha atrás.

Por otro lado, en materia comercial, Pekín se ha convertido en el objetivo preferido de la nueva administración, que acusa a las importaciones chinas de destruir empleos estadounidenses.

Y Tillerson amenazó incluso con un bloqueo para impedir el acceso del país a las contestadas islas del mar de China meridional.

Por el momento no se sabe el jefe de la diplomacia estadounidense verá a su homólogo chino, Wang Yi, de forma bilateral o su encuentro se limitará al impuesto por el G20.

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