El Gobierno español se desplaza a Barcelona entre protestas independentistas

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. / EFE/Archivo
Afp
19 de diciembre 2018 - 12:01

En un clima de creciente tensión con los independentistas catalanes, el gobierno español de Pedro Sánchez se desplazará a Barcelona para un controvertido consejo de ministros el viernes que se blindará ante las protestas convocadas para boicotearlo.

Durante la visita, también habrá una reunión el jueves entre el dirigente socialista español y el presidente independentista catalán Quim Torra para tratar de reanudar un diálogo que se ha enquistado en los últimos meses.

El viaje se celebra entre la presión de la derecha española para aplicar mano dura en Cataluña y el rechazo de los separatistas más radicales, reflejo de una crispación política incluso mayor que durante el intento de secesión de octubre de 2017.

La potente asociación independentista ANC llamó a sus militantes a bloquear el viernes Barcelona con sus vehículos y los Comités de Defensa de la República (CDR), grupos ciudadanos de acción directa, se concentrarán cerca del palacete del litoral barcelonés donde está previsto el consejo de ministros.

"El 21D seremos ingobernables", reza su Twitter oficial junto a una imagen de un retrato en llamas del rey Felipe VI. Por la tarde, después del consejo, habrá una manifestación por el centro de Barcelona.

En previsión de posibles altercados como los vividos en recientes choques entre independentistas radicales y policías, se desplegará un dispositivo de seguridad excepcional para blindar el recinto, antiguo lugar de reunión de los mercaderes barceloneses.

Los independentistas lo tildaron de "provocación" por coincidir con el aniversario de las últimas elecciones catalanas, en las que consiguieron mayoría absoluta con candidatos presos y exiliados pero no pudieron reinvestir al expresidente Carles Puigdemont, vetado por la justicia al encontrarse en Bélgica.

"No es una provocación", respondió este miércoles Carmen Calvo, vicepresidenta del gobierno español que en octubre ya trasladó su reunión semanal a Sevilla (sur).

Diálogo lleno de obstáculos

Tras días de negociaciones sobre el formato y el orden del día, el gobierno español y el ejecutivo regional consiguieron cerrar un encuentro el jueves de cuatro representantes de cada lado presidida por Sánchez y Torra, que también se reunirán por separado.

"No es una reunión de gobierno a gobierno porque el gobierno de España gobierna Cataluña", precisó Calvo, mientras que los independentistas, interesados en mantener una relación bilateral con Madrid, lo llaman una "mini cumbre de gobiernos".

Será el segundo encuentro privado de ambos dirigentes, cinco meses después de reunirse en Madrid en julio, cuando Sánchez acababa de llegar al poder tras una moción de censura contra el conservador Mariano Rajoy.

Prometiendo un acercamiento hacia Cataluña, la moción de Sánchez se ganó el apoyo de los independentistas que, sin embargo, le retiraron el respaldo después de que la fiscalía reclamara entre 7 y 25 años de prisión para sus líderes encausados por el intento de secesión de 2017.

Si bien los contactos son frecuentes, las posiciones respecto a la autodeterminación de Cataluña se mantienen diametralmente opuestas.

"Los primeros meses de la entrada del gobierno de Pedro Sánchez fueron una entrada de aire fresco. Pero no es suficiente con aire fresco, esto se tiene que concretar", aseguró a la AFP el vicepresidente catalán Pere Aragonés.

"Cuanto más tarde el gobierno del Estado en reconocer que aquí hay un problema político que debe resolverse con valentía, más difícil será encontrar una solución", añadió Aragonés, del partido independentista ERC, aliado en el gobierno regional de Juntos por Cataluña de Torra.

Los llamados al diálogo de ERC, ahora partidaria de aparcar el enfrentamiento, caen en saco roto en sectores del independentismo, indignados por el encarcelamiento de nueve dirigentes acusados de rebelión que serán juzgados a principios de 2019 y el frenazo en el proceso de secesión tras el fracaso de 2017.

Esta moderación contrasta con el talante del presidente Torra, que anima las protestas de los CDR o puso como ejemplo para Cataluña a Eslovenia, cuya independencia de Yugoslavia en 1991 dejó 62 muertes.

Tampoco en la política estatal cuaja el discurso apaciguador de Sánchez, presionado por la derecha y la extrema derecha, que entró por primera vez en un Parlamento regional de España, para aplicar más mano dura contra Cataluña.

"Usted está implorando por una reunión bilateral con un señor (...) que lo que quiere es un derramamiento de sangre, una guerra civil en Cataluña", le reprochó este miércoles el sucesor de Rajoy en el Partido Popular, Pablo Casado, declaraciones calificadas como "gravísimas e intolerables" por Torra.

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