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Las FARC dan un paso irreversible hacia la paz y el posconflicto

Torres Victoria, "Pablo Catatumbo", miembro del secretariado de las FARC, llega el 31 de enero de 2017, a una zona veredal en La Elvira, en las montañas del Cauca (Colombia)
Torres Victoria, "Pablo Catatumbo", miembro del secretariado de las FARC, llega el 31 de enero de 2017, a una zona veredal en La Elvira, en las montañas del Cauca (Colombia) / EFE
Efe
03 de febrero 2017 - 11:38

Con el fusil al hombro, más de 6.000 hombres de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se concentraron esta semana en las zonas veredales transitorias de normalización (ZVTN), lo que supone un paso irreversible de esa guerrilla hacia la paz y el posconflicto.

El movimiento del grueso de los miembros de la mayor y más antigua guerrilla de América se hizo en autobuses, camiones, lanchas y por caminos de herradura en medio de las críticas al Gobierno por parte de los rebeldes y de otros sectores que alertaron de la falta de infraestructura en las zonas de desarme.

A propósito de desarme, la entrada de las FARC a las zonas veredales conlleva implícito uno de los actos más significativos para los grupos rebeldes: la dejación de las armas.

Por eso no es de extrañar que el número dos de las FARC, alias "Iván Márquez", quien fue el jefe negociador de los diálogos en La Habana que desembocaron en el acuerdo de paz firmado por el Gobierno y esa guerrilla, encabezó el recibimiento de un significativo grupo de hombres que se instaló en la zona de Pondores, en el caribeño departamento de La Guajira.

En palabras llanas, el movimiento que hizo la guerrilla hacia esas zonas es la muestra tangible de que dejarán sus armas, que a su vez serán recibidas por la ONU, que hará un riguroso inventario, y que luego acabarán fundidas con el fin de crear tres esculturas conmemorativas.

Sin las armas, las FARC pierden su principal elemento intimidatorio pero envían al mundo un claro mensaje de que pese a los desacuerdos surgidos, incluso, después del pacto de paz, están dispuestas a cumplir no solo con lo firmado, sino con la palabra empeñada.

En medio del desplazamiento del grueso de las FARC hacia las zonas de desarme, también se cuela un elemento que tiene a las partes en una especie de nudo gordiano: la entrega al Gobierno de menores que están en las filas de la guerrilla.

Aunque no hay una cifra consolidada de niños y adolescentes que están en las filas guerrilleras, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF, estatal) señala que entre 1999 y 2016 fueron desvinculados de las FARC 5.984 menores, de los cuales 4.954, que equivalen al 83 %, fueron entregados voluntariamente y 1.030, el otro 17 %, fueron recuperados.

Al respecto, en mayo pasado alias "Iván Márquez" los cifró en 21 menores, aunque el Gobierno elevó a 170 ese número, pero solo 13 han sido devueltos por las FARC.

El asunto no es de poca monta pues los jefes de las FARC saben bien que el reclutamiento de menores es un delito que no se puede amnistiar.

El presidente Juan Manuel Santos, partidos políticos y varios organismos internacionales han alzado su voz para exigirle a la FARC que devuelva a los menores.

En una contundente intervención el jefe de Estado le dijo a la guerrilla que los menores deben "salir ya", como está contemplado en el acuerdo alcanzado por las partes el 15 de mayo del año pasado.

Ante las críticas de la sociedad a las FARC por la demora y al Gobierno por no reclamar, las partes activaron el pasado 26 de enero el proceso de salida de los menores de edad de los campamentos guerrilleros, que estará liderado por la Consejería Presidencial para los Derechos Humanos y guiado por el recién creado Consejo Nacional de Reincorporación (CNR).

Ese protocolo de salida se activará cuando las FARC hayan concluido su ingreso a las ZVTN, donde esta misma semana deben estar todos los insurgentes como paso previo a la dejación de armas y desmovilización.

En voz baja se especula que algunos miembros de la guerrilla pueden haber dejado a menores en poblaciones cercanas a donde se van a concentrar para evitar así enfrentar el delito que cometieron.

Por su lado, el Gobierno quiere cerrarle el paso a cualquier camino que lleve a los menores a delinquir nuevamente, con programas de reinserción social como el "Apoyo a niños y niñas afectados por el conflicto armado", presentado en Bogotá por la Unión Europea (UE) y Unicef con un aporte de 2,6 millones de euros (unos 2,8 millones de dólares).

Además, si las FARC "oficialmente" no los entrega, los menores quedarían por fuera de los programas diseñados para atenderlos y reincorporarlos a la vida civil.

Queda por ver si esa entrega se produce y qué jefe o jefes de las FARC asumen esta responsabilidad, con lo que el acuerdo de paz dará otro paso hacia adelante para consolidar la anhelada reconciliación que busca el país.

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