Industria del cine se une en Brasil para enfrentar paralización del sector

Las entidades que representan al cine en Brasil decidieron unirse para hacer frente a la paralización que vive el sector desde la semana pasada, cuando una decisión gubernamental suspendió todos los recursos públicos destinados a fomentar la actividad y dejó en el limbo decenas de producciones.

"La industria del cine quedó totalmente paralizada y no nos quedó otro remedio que unirnos para luchar contra esa amenaza", afirmó el presidente del Sindicato de la Industria Audiovisual (Sicav), Leonardo Edde, en una rueda de prensa en la Rio2C, el mayor evento de creatividad de América Latina y que se extiende hasta el próximo domingo en Río de Janeiro.

Edde explicó que la Sicav decidió juntarse al Sindicato de la Industria Audiovisual de Sao Paulo (Siaesp) y al Sindicato de la Industria Audiovisual Independiente de Brasil (Bravi) en un recurso contra la decisión que tiene paralizado el sector.

El futuro del cine brasileño, el segundo en importancia en América Latina y el octavo a nivel mundial, está en jaque por una decisión de un órgano controlador, que dijo haber identificado "irregularidades" en las rendiciones de cuentas de los recursos otorgados a diferentes proyectos.

El Tribunal de Cuentas del Estado (TCU, en sus siglas en portugués) condicionó la financiación de nuevos proyectos a la entrega de cuentas claras de todos los recursos públicos con los que Ancine (la agencia reguladora) financia las producciones nacionales.

Pero el órgano regulador admitió que no tiene recursos logísticos ni humanos para cumplir la exigencia, lo que incluye analizar unas 3.000 prestaciones de cuentas atrasadas, y, por lo tanto, anunció el pasado jueves la suspensión de todos los créditos y desembolsos hasta nueva orden.

"La decisión de Ancine extrapoló las exigencias del Tribunal de Cuentas y paralizó todas las producciones", afirmó Edde.

"La advertencia del Tribunal de Cuentas ya había generado una gran inseguridad jurídica y la decisión de Ancine la aumentó a niveles alarmantes, lo que puso en duda una industria que reúne a unas 13.000 empresas, genera 300.000 empleos y responde por el 0,5 % del PIB del país", agregó.

Edde afirmó que, ante la crítica situación de inseguridad jurídica, las tres principales entidades del sector decidieron unirse y presentar de forma conjunta un recurso para que la industria sea tenida en cuenta en la resolución del problema y en la futura regulación del sector.

Agregó que la industria no tiene responsabilidad en el actual lío jurídico debido a que todos los productores entregan sus cuentas debidamente a Ancine, y es este organismo el que no tiene capacidad para analizarlas.

"Los productores siempre respetaron las normas de Ancine y entregaron correctamente todas sus prestaciones de cuentas, incluso porque la legislación permite que la agencia declare como insolvente a cualquier empresa que no lo haga", explicó.

"Decidimos intervenir en esta situación para evitar la paralización y para traer seguridad jurídica a la industria, ya que fuimos los más perjudicados por una discusión operacional entre dos instituciones públicas", agregó.

La presidenta de Siaesp, Simoni de Mendonça, afirmó que la "extrapolación" de Ancine sirvió para unir a la industria, que reaccionó de forma conjunta para evitar el colapso del sector.

"Nuestra entrada en el proceso, además de intentar suspender la paralización, tiene por objetivo que, con los datos relevantes que podemos ofrecer sobre el sector, se nos permita participar en la definición de las futuras reglas", dijo por su parte el presidente de Bravi, Mauro Garcia.

Garcia explicó que las producciones actualmente son rehenes de reglamentos difíciles de cumplir y que no atienden las necesidades del sector.

Según datos suministrados a Efe por Ancine, el mercado brasileño de cine es el octavo más grande del mundo en número de entradas vendidas (más de 180 millones al año), por delante de países como Japón y Reino Unido, y uno de los pocos sectores de la economía que ha tenido un crecimiento constante en los últimos años, con una media de 5 %.