Papa critica a católicos que no son solidarios en Paraguay

El papa Francisco saluda a la multitud a su llegada a bordo del papamóvil para celebrar una misa en Asunción.
El papa Francisco saluda a la multitud a su llegada a bordo del papamóvil para celebrar una misa en Asunción. / AP
Ap
12 de julio 2015 - 13:20

Tras escuchar los dramáticos testimonios de la miseria en la que viven unas 15.000 familias del paupérrimo barrio asunceño de Bañado Norte, un sitio que se inunda, y donde abundan las casuchas y los pantanos de barro, símbolo de un país donde el 24% de la población vive debajo de la línea de pobreza, el papa Francisco criticó a aquellos católicos que no son solidarios.

"Por más que vayas a misa todos los domingos, si no tienes un corazón solidario, no sabes lo que pasa en tu pueblo, tu fe es muy débil, o está enferma o está muerta", dijo el papa Francisco ante miles de emocionados fieles.

El papa, que luego de su discurso pronunció el Padre Nuestro en guaraní, tomó la mano de Francisca de Chamorro, una viuda de 82 años, que llegó caminando ayudada por un bastón.

"En 1952 me instalé en este lugar a orillas del río Paraguay. Hoy estoy viuda y nunca creí que un papa, cuando estoy viejita, iba a venir al lado de mi casa", dijo Francisca hablando en guaraní. "Ya me puedo morir tranquila. Es un milagro que solo viniera un papa a este sitio de barro".

Pero algunos de los fieles presentes son conscientes que su vida cotidiana no cambiará tras la visita del papa a tres de las naciones más pobres de Sudamérica, en un periplo marcado por su insistencia en combatir la pobreza, la exclusión y la desigualdad.

En guaraní, Pedro Fernández, padre de ocho niños, dijo a la AP que "la visita del papa es para el espíritu porque después de la reunión tengo que salir por las calles con mi moto-carga a recoger botellas de plástico y latitas de cerveza para venderlas al acopiador de materiales reciclados. Si no trabajo, en casa no se come".

Fernández y sus familiares se levantan todos los días a las tres de la mañana para buscar botellas y latas en la basura.

Angélica Rivera, una vecina que dirigió un discurso al papa, dijo que el estado paraguayo no ve a los vecinos como sujetos de derecho, sino como una carga.

Algunos representantes de organizaciones sociales religiosas de Bañado Norte se quejaron porque no se les permitió estar cerca del papa.

"Mi esposa Silveria y la vecina Norma Sánchez quedaron muy tristes porque siendo fundadoras de la capilla no las tuvieron en cuenta. Yo como presidente de la comisión vecinal tampoco fui invitado a estar sentado frente al papa", dijo a la AP Francisco Rodríguez. "Todas las mejoras de pintura y arreglo del ingreso a la cancha las pagué con mi dinero. Pero las autoridades de la Iglesia trajeron de otros sectores de la ciudad como invitados. Pero estamos felices porque haber visto al papa aquí entre el barro", agregó.

En las emisoras radiales de Asunción se escucharon mensajes de otros vecinos que declararon que los primeros lugares fueron otorgados a "políticos corruptos" y no a los lugareños.

Fabrizio Sánchez, otro de los presentes, le entregó al pontífice un informe sobre aborto y embarazo precoz entre la juventud de Bañado Norte. "El papa nos dijo: 'Me gusta que sean caraduras. Sigan así", relató el joven.

Según el Ministerio de Salud, en 2014 hubo 648 embarazos en niñas menores de 14 años en hospitales públicos. No hay cifras de centros de salud privados. El aborto está prohibido por la ley en Paraguay.

Al final del acto, la ministra de Educación, Marta Lafuente, subió al escenario para saludar al papa. Los bañadenses gritaron varias veces en guaraní: "ministra ichapu" que en español significa "ministra mentirosa".

Luego de Bañado Norte el pontífice dirigió una misa multitudinaria en Ñu Guasú, ("Campo Grande", en guaraní), un predio de la Fuerza Aérea Paraguaya en las afueras de Asunción.

En su homilía, el papa dijo que la hospitalidad es una de las palabras claves en la religión cristiana: "Hospitalidad con el hambriento, con el sediento, con el forastero, con el desnudo, con el enfermo, con el preso, con el leproso, con el paralítico".

"Hospitalidad con el que no piensa como nosotros, con el que no tiene fe o la ha perdido por culpa de nosotros. Hospitalidad con el perseguido, con el desempleado. Hospitalidad con las culturas diferentes, de las cuales esta tierra es tan rica. Hospitalidad con el pecador, porque todos nosotros también lo somos", agregó, remarcando su mensaje de dirigir una iglesia de puertas abiertas.

Estaban presentes el presidente de Paraguay, Horacio Cartes, y la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, entre cientos de miles de fieles del país y los estados vecinos, muchos de los cuales durmieron en el lugar para poder ver al papa. También se encontraba el canciller de Uruguay, Rodolfo Nin Novoa.

Cartes y Cristina Fernández saludaron al papa al término de misa. Fernández dialogó brevemente con el pontífice y le entregó un obsequio, un cuadro o foto enmarcada.

El altar en el cual se celebró la ceremonia fue una creación del artista plástico Koki Ruiz, que se valió de 40.000 mazorcas de maíz, 200.000 cocos y 1.000 calabazas, un homenaje a los indígenas guaraníes que veneraban a la tierra por ofrecerle esos alimentos.

En la tarde del domingo, y en la última actividad prevista en su gira sudamericana, el papa sostendrá un encuentro con jóvenes en la costanera de Asunción. De camino al aeropuerto, donde abordará el avión que lo regresará a Roma, Francisco hará una parada breve en el local del supermercado Ycuá Bolaños, para recordar la tragedia ocurrida en 2004, cuando casi 400 personas murieron en un incendio.

Francisco ha pasado buena parte de la última semana —y antes de eso, gran parte de su pontificado— denunciando las injusticias del sistema capitalista global que, afirma, idealiza al dinero por encima de la gente.

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