Rousseff, más amenazada por deserciones de aliados en Brasil

Presidenta Dilma Rousseff
Presidenta Dilma Rousseff / AFP
Afp
13 de abril 2016 - 10:37

La presidenta de izquierda Dilma Rousseff se halla más amenazada que nunca por el procedimiento de destitución que será votado el domingo por los diputados brasileños, tras la deserción de importantes aliados.

La coalición estructurada en torno al Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff y de su predecesor Luiz Inacio Lula da Silva sufrió el martes un duro golpe, con el anuncio de que dos partidos de la coalición, el PP, con 47 diputados, y el PRB, con 22, apoyarán mayoritariamente el impeachment.

Un juicio de destitución puede abrirse si cuenta con el apoyo de 342 de los 513 diputados (dos tercios) y luego con el de más de la mitad del Senado. En ese caso, Rousseff sería reemplazada por su vicepresidente, el centrista Michel Temer, en espera de que los senadores pronuncien un fallo definitivo, en un plazo de seis meses.

La encuestas publicadas cotidianamente por los principales medios brasileños muestran que la oposición se acerca cada día un poco más a esa barrera, y los analistas anticipan que las rupturas del PP y el PRB podrían desencadenar un "efecto manada".

"Si todos los partidos de tamaño medio se van, Rousseff no tiene condiciones de sobrevivir al impeachment", dijo a la AFP David Fleischer, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Brasilia.

Según el diario O Estado de Sao Paulo de este miércoles, los diputados decididos a votar por la destitución de Rousseff pasaron de 234 el 5 de abril, a 302 actualmente. El número de los adversarios del impeachment también creció, pero menos, de 110 a 125 en el mismo periodo.

Había asimismo 44 indecisos y 42 que no quisieron responder.

El miércoles por la mañana, uno de los últimos integrantes de la coalición, el PSD, que cuenta con 36 diputados, convocó a una reunión en Brasilia para decidir su postura. Y el PR, que tiene 40 escaños, se reunirá el jueves.

Rousseff tildó el martes a su vicepresidente Temer de "traidor", sin nombrarlo, y lo sindicó como uno de "dos conspiradores" que traman un "golpe de Estado" institucional. El otro sería el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha.

Los partidarios de ambos bandos llamaron a movilizaciones masivas el fin de semana en Brasilia. Las fuerzas de seguridad tendieron un vallado a lo largo de la explanada de los ministerios para evitar incidentes.

En la mañana solo se veían algunos camiones con altavoces y algunos carteles en favor del impeachment. Uno tenía una foto gigante de un lujoso tríplex en Sao Paulo que está en el centro de investigaciones judiciales sobre Lula con la inscripción: "Usted pagó por esto", observó un reportero de la AFP.

La tensión política y las incertidumbres sobre su futuro inmediato llevaron a Rousseff a anular su participación en la ceremonia de encendido de la llama olímpica de los Juegos que se abrirán en Rio de Janeiro dentro de menos de cuatro meses.

Presiones y tentaciones

La franja de los diputados indecisos está sometida a tentaciones y presiones.

Lula multiplica los contactos y negociaciones, para reforzar la presencia de quienes permanezcan fieles a Rousseff en el gobierno y el aparato administrativo, en caso de que la mandataria supere el trance.

Pero su acción se ha visto trabada por el bloqueo de su nombramiento como jefe de gabinete a causa de un recurso judicial relacionado con las sospechas de su implicación en el escándalo de los sobornos de la estatal Petrobras.

La corte suprema dirá si puede asumir como ministro el próximo día 20, después del voto en diputados, que si fuera a favor del impeachment limitaría mucho las posibilidades de frenar su aprobación en el Senado.

"Los diputados piensan en sus posibilidades de ser reeelectos" en 2018, y la apuesta por Rousseff, sumamente impopular, parece cada vez más arriesgada, afirmó David Fleischer.

Los mercados se mostraron ampliamente a favor del impeachment, argumentando la necesidad de implementar políticas capaces de sacar de la recesión a la mayor economía latinoamericana. El FMI prevé que la contracción del PIB brasileño sea este año de un 3,8%, exactamente igual a la de 2015, y que en 2017 haya un crecimiento nulo (0%).

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