Reflexiones del Papa durante la consagración del altar de la Catedral Metropolitana

Homilía del papa Francisco en la consagración del altar

El papa Francisco consagró el altar de la Catedral Basílica de Santa María la Antigua la mañana de este sábado 26 de enero.

Una actividad donde participaron sacerdotes panameños y extranjeros, consagrados y movimientos laicales. En este escenario Francisco hizo varias reflexiones relacionadas con el caminar dentro de la Iglesia.

A continuación, un resumen de las principales frases que dijo el sumo pontífice:

  • “Es relativamente fácil para nuestra imaginación, compulsivamente productivista, contemplar y entrar en comunión con la actividad del Señor”
  • “Las causas y motivos que pueden provocar la fatiga del camino en nosotros sacerdotes, consagrados y consagradas, miembros de movimientos laicales son múltiples: desde largas horas de trabajo que dejan poco tiempo para comer, descansar y estar en familia, hasta tóxicas condiciones laborales y afectivas que llevan al agotamiento y agrietan el corazón; desde la simple y cotidiana entrega hasta el peso rutinario de quien no encuentra el gusto, el reconocimiento o el sustento necesario para hacer frente al día a día; desde habituales y esperables situaciones complicadas hasta estresantes y angustiantes horas de presión. Toda una gama de peso a soportar”.
  • “Sería imposible tratar de abarcar todas las situaciones que resquebrajan la vida de los consagrados, pero en todas sentimos la necesidad urgente de encontrar un pozo que pueda calmar y saciar la sed y el cansancio del camino. Todas reclaman, como grito silencioso, un pozo desde donde volver a empezar”.
  • “En un cansancio paralizante. Nace de mirar para adelante y no saber cómo reaccionar ante la intensidad y perplejidad de los cambios que como sociedad estamos atravesando”.
  • “Estos cambios parecieran cuestionar no solo muestras formas de expresión y compromiso, nuestras costumbres y actitudes ante la realidad, sino que ponen en duda, en muchos casos, la viabilidad misma de la vida religiosa en el mundo de hoy”.
  • El cansancio de la esperanza nace al constatar una Iglesia herida por su pecado y que tantas veces no sabido escuchar tantos en el que se escondía el grito del Maestro: Dios mío, ¿por qué me haz abandonado (Mt 27,46)”.
  • “Todo aparentemente parecía proceder con normalidad, pero en realidad la fe se desgasta y se degenera”.
  • “La esperanza cansada será sanada y gozará de esta particular fatiga del corazón, cuando no tema volver al lugar del primer amor y logre encontrar, en las periferias y desafíos que hoy se nos presentan, el mismo canto, la misma mirada que suscitó el canto y la mirada de nuestros mayores”.
  • “Experimentó el paso de los años, como fiel testigo de la historia de este pueblo y con la ayuda y el trabajo de muchos quiso volver a regalar su belleza”.
  • “Hoy es nuevamente regazo que impulsa a renovar y alimentar la esperanza, a descubrir cómo la belleza del ayer se vuelve base para construir la belleza del mañana”.
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