Guía para revivir un barrio al que todos dan por perdido

Panorámica del barrio de El Chorrillo.
Panorámica del barrio de El Chorrillo. / TVN Noticias

Una mujer a la que su apartamento se le cae encima de lo ruinoso y mohoso que está. Un inmueble enfermo que se erige en una calle solitaria y que carga con el peso de la inseguridad de un barrio que genera temor en la siquis urbana. Un barrio que todos dan por perdido.

Ese es el escenario de Goes, una localidad del centro de Montevideo, Uruguay al que nadie prefiere entrar. O más bien, nadie prefería en 2008: ahora es un referente de la vida de esa ciudad. Es un barrio recuperado, que superó la delincuencia, la fuga de residentes y el estigma.

¿Cómo lo logró?

Un video que el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Moreno, compartió en Twitter lo explica en un par de minutos.

“El secreto es encontrar un proyecto ancla: que haga de eje para la recuperación patrimonial del barrio”, dice Juan José Taccone, representante del BID en Uruguay (entidad que ayudó a financiar la revitalización). En Goes se decidió por revivir un viejo mercado agrícola que nadie solía visitar.

“A vos te decían el mercado agrícola y nadie pasaba por la puerta”, dice un montevideano en el video.

El caso de Goes recuerda algunas zonas del centro de Ciudad de Panamá, desvalorizadas y sin población: Santa Ana ha perdido el 35% de su población en 20 años, su infraestructura está colapsada y sus edificios históricos desfallecen en incendios, se pudren y se pierden.

Algunos tramos de La Exposición, en Calidonia, viven un escenario similar. En El Chorrillo, el corregimiento más densamente poblado de la capital, la gente vive entre basura, tuberías colapsadas, calles sin asfaltar, vivienda de mala calidad y cercados por una Cinta Costera moderna pero ajena.

El ejemplo de Goes –y otros como Medellín, que construyó la biblioteca municipal más importante en la zona más deprimida y peligrosa de la ciudad- plantea cómo encontrar un proyecto ancla revoluciona un barrio: una vez se recuperó el mercado agrícola, al lado, una vieja fábrica de zapatos se convirtió en 387 viviendas.

Además, al otro lado una parcela se dedicó a vivienda social, con incentivos bancarios especiales. Y diagonal, donde había viviendas en ruinas, se construyó un parque público que los chicos del barrio usan a la tarde, cuando cae el sol. Se remodeló una plaza deportiva.

El mercado agrícola genera 600 empleos directos, ha sido visitado por el 90% de los residentes de Montevideo, y recibe 135 mil visitas de turistas al año.

El barrio, en definitiva, cambió. “Lo cuento y lloro: ya iba a tener a mis hijos en una casa seca, que era lo que yo más quería”, dice la mujer a la que su edificio se le caía encima, refiriéndose al momento en que le llamaron para darle el crédito de remodelación de su vivienda.

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