Médicos dicen que la salud de la niña baleada en Colón es de 'pronóstico reservado'

Una niña de siete años que recibió un disparo perdido en la cabeza, el 1 de enero en Colón, batalla por su vida en el Hospital de Especialidades Pediátricas: parte de su cerebro está "destruido" y tiene edema.

"Esa bala le dejó esquirlas", dijo Julio Vega, subdirector del hospital.

La menor fue afectada por una balacera entre bandas delictivas en la ciudad de Colón, dos días antes de que el Gobierno anunciase el fin del programa Barrios Seguros en algunas zonas de esa provincia, ante los resultados improductivos.

Esta niña, entonces, le da rostro al problema de la inseguridad. De cómo la violencia no sólo consume a los delincuentes sino que le pasa factura a inocentes en nombre de todos.

Vega asegura, sin embargo, que "lo más importante es que la menor está estable". Después de una intervención, están esperando su evolución.

"Se está haciendo todo médicamente intensivo", agregó.

Luis Romero, director del hospital, asegura que la menor está recibiendo todos los servicios que puede prestar el centro, para salvarle la vida.

La justicia cree que el disparo provino de un arma de su primo, quien pertenecía al programa Barrios Seguros. Con ella fue baleada su hermana, quien recibió sólo un rozón.

En 2015 una niña de diez años murió en Colón, tras recibir un balazo en la cabeza cuando con su tía compraba pollo asado en un local improvisado en Calle 12 Central. Había quedado en medio de una balacera entre pandilleros.

Con información de Kelyneth Pérez

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