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Es la misma escena que suele ocurrir en muertes por intoxicación con monóxido de carbono, un peligroso, incoloro e inoloro gas que expelen los autos cuando no completan el ciclo de combustión de la gasolina o el diésel.
El mecánico automotriz Víctor Villarreal explica a TVN Noticias que los casos de intoxicación por monóxido de carbono “suelen ocurrir en lugares cerrados y con el auto encendido”.
Pasan porque en garajes o lugares cerrados no hay suficiente oxígeno para que el combustible haga su trabajo.
Aunque en lugares abierto también se pueden dar. “Es bastante difícil, la situación tiene que reunir condiciones específicas”, insiste Villarreal. Una de ellas puede ser que haya huecos en el sistema de escape de gases del automóvil y en el habitáculo, y que a falta de aire el monóxido de carbono se cuele.
Los médicos le han llamado a este tipo de envenenamiento “la muerte dulce”. Dulce porque no hay dolor.
Una vez alguien lo respira, el gas se introduce en la sangre, se combina con la hemoglobina, y la desoxigena. Solo bastan pequeñas exposiciones al monóxido de carbono para resultar afectado.
Los síntomas van desde la somnolencia, mareos y coma. También puede haber convulsiones. O el resultado más seguro: la muerte inmediata.
Con información de Antony Martínez.