'No se visualizó el riesgo potencial de Eta por llamarle efectos indirectos', según Donderis

Advierten que efectos de Eta se pudieron evitar

Luego del desastre causado por el paso del huracán Eta, que afectó a Centroamérica y varias provincias del país, sobre todo la región de Tierras Altas en Chiriquí, resurge la necesidad de contar con instrumentación que pueda dimensionar los impactos de los eventos meteorológicos.

Para el exdirector del Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc), José Donderis, el impacto que tuvo Eta, sin duda pudo reducirse debido a que estos eventos tienen una cualidad que permiten ser monitoreados y poder actuar a tiempo para evitar la pérdida de vidas.

“Los eventos meteorológicos, hoy en día, nos dan la capacidad tecnológica de poder conocerlos desde su formación, su posible trayectoria, intensidad y magnitud. Existen páginas con tecnología como la de Hidrometeorología de Etesa y Cathalac que nos permiten establecer protocolos para mantener a la población segura”, explicó Donderis.

Dijo que para poder hacer gestión de riesgo es necesario hacer ciencia, de tal forma que la toma de decisiones seguras debe estar basada en la instrumentación y en la data correcta que se debe manejar en ese momento para generar alertas en las zonas.

Según Donderis, desde septiembre elevó una alerta sobre la temporada ciclónica que podría generar grandes lluvias con capacidad de propiciar un evento extremo entre los meses de noviembre y diciembre, pero se quedó esperando ser contactado.

Para él, el hecho de pensar que estos eventos climáticos no causan mayores efectos sobre Panamá es una de las causas de que no se hayan tomado las previsiones necesarias, ni se haya magnificado la situación para establecer protocolos de seguridad.

“No visibilizamos el riesgo potencial, y el potencial daño que podía generarse en el país. Panamá no vio este evento y no por falta de instrumentación, sino porque históricamente le hemos llamado la colita del huracán o efectos indirectos y colaterales”, sostuvo.

Explicó que, aunque en el eje o el ojo del huracán es donde se concentra la mayor fuerza de los vientos sostenidos que pueden hacer marejadas de inundación, colapso de estructuras y fuertes lluvias, no quita que en el perímetro del huracán haya lluvias severas y eso generó una falsa seguridad.

Señaló que luego de lo sucedido con la tormenta Otto en 2016, se elevó la necesidad de obtener un instrumento para tener una vigilancia como el radar de la Autoridad del Canal de Panamá, por lo que se adquirió un radar doppler banda C, con un perímetro de cobertura de 400 kilómetros o más y fue instalado en Tolé.

“Con esto podíamos hacer gestión de riesgos, calcular los picos máximos, vigilar las tormentas y generar alertas. Este radar fue instalado e inaugurado, pero actualmente desconozco si está funcionando o no”, afirmó Donderis.

Recalcó que es necesario que Etesa vuelva a tener datos abiertos porque eso permite que todos puedan tener información sobre los eventos.

Comentó que Eta generó prácticamente cinco días de saturación, que los 400 milímetros de agua que pudieron caer en la zona central de Talamanca es el promedio mensual que cae en la cuenca del Canal en el mes de noviembre.

“Necesitamos el nivel y el estándar que tiene el Canal de Panamá, hay que enviar a los jóvenes que están en Etesa a estudiar huracanes en NOAA, hay que unificar la información meteorológica, dotar de fondos a Servir Cathalac”, recomendó el exdirector del Sinaproc.

“Necesitamos invertir en ciencia, de lo contrario seguiremos invirtiendo 100 millones de dólares en desastres naturales”, puntualizó.

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