Población juvenil de provincias centrales migra a la capital

Población juvenil de provincias centrales migran a la capital / Isaías Cedeño
Isaías Cedeño
16 de agosto 2016 - 20:41

Es hora de regresar a casa para Kathia Batista. Su jornada universitaria ha terminado por hoy. Siente nostalgia de su pueblo, hace un año ha migrado desde los campos de Pesé a ciudad capital para seguir sus estudios de ingeniería.

Vive arrendada en un apartamento con varios amigos que también han migrado. Ella es una de los casi 21,000 jóvenes que se han desplazado desde provincias en busca de empleo, oportunidades y estudios.

Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha desvelado que la población juvenil en provincias centrales esta disminuye, al tiempo que la población anciana está creciendo a ritmo acelerado. En la Universidad de Panamá, por ejemplo estiman que este crecimiento es desproporcional: los mayores de 60 años aumentan un 5%, mientras que los jóvenes, de hasta 29 años de edad apenas alcanzan una tasa de 3%.

Este escenario plantea, dice el informe del PNUD, importantes desafíos para el gobierno, desde la óptica social. Que en Azuero, ahora “hay menos jóvenes hace que se tengan que aumentar los esfuerzos en materia de salud pública, por ejemplo”, sustenta el profesor de la Universidad de Panamá, Adolfo Quintero.

Lo que los trajo a la capital

Durante la última década, nueve de cada diez empleo juveniles han sido en sitios urbanos. De estos, ocho se generaron en la ciudad de Panamá. “Es muy difícil conseguir trabajo en el interior”, dijo Kathia Batista, cuando le preguntamos si al graduarse regresaría a Pesé.

Batista cursa su tercer año de facultad, ha migrado a ciudad capital por estudios. En el centro regional universitario de Azuero sólo se imparten clases hasta segundo año. Sus estudios son financiados por sus padres quienes tienen la esperanza que pueda encontrar, al finalizar su carrera, un trabajo estable.

“La mayoría vienen buscando trabajo”, aseguró René Quevedo, consultor de inserción laboral. Otros estudios, desarrollados por este investigados y que se basan en datos públicos confirman que las expectativas de empleo para la ciudad de Panamá son tres veces mayores que en el interior del país. Aun así el empleo juvenil apenas alcanza un 28%.

La informalidad, de acuerdo con datos oficiales raya el 40%, un pequeño porcentaje de este grupo es acaparado por jóvenes que de acuerdo con Quevedo y Quintero, si aumenta podría afectar - a largo plazo- programas estatales como 120 a los 65 y hasta las finanzas de la Caja de Seguro Social.

¿Cómo detener este fenómeno?

Actualmente la empresa privada y el gobierno mantienen acercamientos para evitar que estos números crezcan. Han concluido que la educación es la mejor vía para frenar la migración descontrolada que, paulatinamente, recarga a la Ciudad Capital.

No obstante, las actuales inversiones para la educación básica y vocacional suman $10,258 millones, del 2006 al 2015. Según el Instituto de Estudios Nacionales, esta inversión se ha traducido en el beneficio de solo un 5% de los jóvenes en expansión de empleo. Otros especialistas han propuesto que esta inversión continúe, pero se revisen sus objetivos.

Mientras todas estas evaluaciones y conversaciones siguen su curso, en cuatro años, la Ciudad de Panamá será el hogar de 87,000 nuevos jóvenes, según Contraloría.

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