Trabajo doméstico, la explotación invisible en medio de la pandemia

Trabajo doméstico, la explotación invisible en medio de la pandemia
Trabajo doméstico, la explotación invisible en medio de la pandemia / TVN Noticias

“Mis patrones son buenos, pero paso hambre. No me dan comida”.

Mujeres encerradas por meses, trabajando en algunos casos sin recibir salario, sirviendo a familias que no son las suyas. Así fue la cuarentena para cientos de trabajadores de servicio doméstico en Panamá.

Yadira Samaniego, representante del Sindicato Gremial de Trabajadoras y Trabajadores del Servicio Doméstico y Similares (Singretrads), compartió algunas de las historias con TVN Noticias.

“No les pagan Seguro Social. Si se enferman, las despiden. Muchas veces no denuncian por miedo. Pasa mucho con migrantes, las montan en el carrito que no tienen derechos y que es su palabra contra la de ellos”.

Esos derechos los han tenido que pelear a capa y espada. Yadira recuerda ir al Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel) para asesorar y representar a una compañera del sindicato cuyos patrones no querían pagarle el tiempo trabajado.

Los patrones llegaron con abogada, vestida de traje. La abogada miró a Yadira, y dijo a los del Mitradel.

“Ella no puede estar aquí”.

“Pues sí puedo”, respondió Yadira. Presentó sus credenciales como secretaria del Sindicato y le recordó a la señora abogada que su compañera tenía todo el derecho de contar con asesoría para exponer su caso.

Se quedó.

Desigualdad

Es una lucha desigual. Mujeres provenientes del campo, de barrios humildes, o extranjeras buscando como ganarse el pan de cada día, trabajan por menos del salario mínimo. Si intentan reclamar, la contraparte suelen ser familias adineradas, que pueden pagar abogados o intentar desprestigiarlas y humillarlas.

Yelitza González es directora de Género y Trabajo en el Mitradel.

“Cuando hay una situación de abuso al trabajador, es difícil poder saber. Los empleadores les dicen a los trabajadores que, por no tener un contrato, no deben pagarle sus prestaciones”.

Pero la directora recuerda que las trabajadoras, todas, tienen sus derechos y que se deben respetar. Explica que con la relación de trabajo se establece un contrato, ya sea escrito o verbal.

En este punto está uno de los grandes problemas en Panamá. Muchas trabajadoras domésticas mantienen acuerdos verbales, no hay nada por escrito. Puede que trabajen 5 días a la semana, pero al llegar al reclamar su liquidación, los patrones pueden decir que solo trabajaba un día, o que la contrataron hace solo 1 mes, en lugar de años atrás.

Le toca entonces a la trabajadora doméstica, muchas veces migrante ilegal y/o en condiciones de necesidad económica, armar un caso como si fuera abogada para demostrar que efectivamente sí trabajó, sí lleva años en la casa con esa familia que ahora solo quiere olvidarse de ella sin respetar lo que el Código de Trabajo establece es justo para todos en el país.

Existe un registro de trabajadores y trabajadoras domésticas en el Mitradel, señala González. Pero muchos no acuden a registrarse. Hasta julio de 2020, había unos 5,473 contratados por servicios domésticos registrados en el Mitradel. Se estima que la cifra real de trabajadoras domésticas en el país es mucho mayor.

González enfatiza que las trabajadoras tienen derecho a sus liquidaciónes, vacaciones, días festivos, Seguro Social y pago doble durante los días de descanso. Exhorta a denunciar cualquier abuso ante el Mitradel y visitar el Departamento de Orientación Laboral.

El salario mínimo por este tipo de trabajo es de 300 dólares en la región 1 (que incluye los principales centros urbanos del país) y 275 dólares en la región 2. El costo de la Canasta Básica Familiar de Alimentos en Panamá oscila alrededor de 250 dólares mensuales, según cifras de la Autoridad para la Protección del Consumidor y Defensa de la Competencia (Acodeco).

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