El enorme reto de la educación a distancia para los niños con discapacidad

El reto de adaptarse a la educación a distancia para niños con discapacidad / Adolfo Berríos

Adaptarse a la educación a distancia ha sido un reto enorme. Para los niños con discapacidad, sus padres y los profesores el reto es aún mayor.

Un total de 15,814 niños son alumnos en el Instituto Panameño de Habilitación Especial (IPHE). Se trata de jóvenes con distintos tipos de necesidades especiales que buscan continuar su formación académica aún en medio de la pandemia.

“Hay una estrecha relación entre el docente y el padre de familia, ya que el rol del padre de familia cambió totalmente. El padre de familia se convierte en nuestro socio estratégico, en nuestro apoyo que le da fortaleza a ese proceso que se desarrolla en casa”, manifestó Marlena Moreno, directora nacional de Servicios y Apoyo para la Habilitación en el IPHE.

El IPHE cuenta con 1,100 docentes a nivel nacional que trabajan junto con 397 especialistas como psicólogos, fonoaudiólogos, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales y otros expertos. Además, trabajan con niños de otros colegios alrededor del país como parte del programa de inclusión del Ministerio de Educación.

Uno de los desafíos más grandes es la conectividad, muchos niños no tienen acceso a Internet. Por ello, se trabaja a través de distintos medios.

“Son muchos los que pueden usar Zoom, otros usarán Whatsapp, otros recibirán video, otros una guía o cuaderno de trabajo con instrucciones precisas que el padre pueda comprender y trabajar con el estudiante en casa”, detalló Moreno. Compartió que algunos maestros voluntariamente fueron a casa de sus alumnos a llevarles los materiales que necesitaban para ayudarlos.

Herminia Peña es madre de Eliécer, un joven de 7 años con autismo que asiste a una escuela inclusiva con el apoyo de terapeutas y una maestra de Educación Especial.

“Yo pienso que esta pandemia nos ha enseñado que la virtualidad es necesaria, aunque volvamos al presencial, se debe dar seguimiento virtual a los niños con discapacidad para cubrir el tiempo de atención de esos niños. No alcanzan los especialistas a hacerlo durante el tiempo por la alta demanda que hay”, explicó.

Reconoce la importancia del regreso a clases presenciales, sobre todo por la interacción social que necesitan los niños, pero enfatiza que su prioridad es la seguridad de su hijo. Advierte también que, aunque los niños no experimenten síntomas tan fuertes de COVID-19, pueden transmitir el virus en sus hogares, dónde muchos de sus padres y abuelos no están vacunados.

“Si pongo en una balanza las desventajas de no ir a una clase presencial, pienso que la balanza se iría para su bioseguridad. La tranquilidad que tengo como madre de que el niño esté recibiendo sus clases desde la casa, pues no la tendría ahora mismo si estuviera yendo a la escuela”, concluyó.

En el IPHE trabajan en los protocolos para garantizar que el eventual regreso a clases sea lo más seguro posible.

“Se hizo una propuesta por cada grupo de cómo va a ser el regreso progresivo. Esas aulas van a estar preparadas con cierta cantidad de sillas, 5-6 sillas con distanciamiento. Se van a manejar de acuerdo a ese grupito de niños, cuántos se van a atender diarios y cuántos por semana, con un trabajo de casa”, detalló Moreno.

Por el momento, continúa la educación a distancia. Padres y maestros trabajan juntos para garantizar una educación inclusiva para los jóvenes que son el futuro de Panamá.

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