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Los hijos de la invasión

Los hijos de la invasión / Isaías Cedeño
Isaías Cedeño - Periodista
20 de diciembre 2016 - 21:57

Hospitales repletos de muertos y centenares de heridos por un bombardeo nunca antes vivido fue la cuna que recibieron decenas de nuevos panameños. Estas son las historia de un rescatista, un médico y una madre que vieron nacer a los hijos de la invasión.

La Ciudad de Panamá se había convertido en zona de guerra. Ambulancias y cientos de heridos corrían hacia los hospitales para salvar sus vidas. Mientras estas catastróficas escenas se hacían más agudas, las salas de maternidad estaban repletas.

Aquella noche del 20 de diciembre de 1989, en medio de granadas y tanquetas, 67 mujeres en Ciudad de Panamá se convirtieron en madres.

"Eso fue algo bien difícil por la desesperación de estar sola (...). Se veían barricadas, la gente corriendo, disparos...", dijo Esther de Gracia.

Fueras de los muros de los hospitales, los bombardeos contra civiles acumulaban -en pocas horas- decenas de cientos de heridos. Desde el séptimo piso de la especializada, Esther de Gracia veía cómo el barrio de El Chorrillo era destruido.

"Esa experiencia fue bastante impresionante porque a mí nunca se me olvida eso. Ver tanto humo, tantas bombas...", comentó.

No muy lejos de allí, en la morgue del Hospital Santo Tomás, Saturnino Solís se preparaba para lo que serían las próximas 72 horas más impactantes de su vida. "Me acuerdo que como a los 15 minutos [de haber arribado], llegó el primer cadáver. Era un muchacho", expresó Solís.

Ante los ojos de Saturnino pasaban cadáveres de todas las edades. En tres días, observó cientos de muertos, entre ellos varios niños. "Tratas que las cosas sean más sencillas científicamente pero, qué va, esas cosas pegan duro. Todavía, a estas alturas, no lo acepto", manifestó.

Después de 27 años, este veterano médico se sorprende de lo que ocurrió aquella noche, pero, sobre todo de cómo una ciudad destruida -y en medio del pánico- celebraba la vida pisos más arriba.

"Nosotros nos circunscribíamos a la escena a atender. Luego, entonces venía la parte: ¿qué hacemos?, ¿adónde lo llevamos?, ¿cómo lo llevamos? En el camino hacia el Santo Tomás estaba la Embajada de Cuba y había un bloqueo de las calles perimetrales", contó Abdiel Batista.

Este socorrista de la Cruz Roja dice haber perdido la cuenta de cuántas personas llevó al hospital aquella noche de diciembre. Fueron siete días que marcaron para siempre su vida.

"Ahí se rompieron las estadísticas (...). Era duro porque no había la parte de seguridad y sanidad para que el parto se diera", agregó.

La historia y los gobiernos están en deuda con la memoria. Transcurridos 27 años no se ha podido precisar cuántos murieron, pero los que nacieron -67 en la Ciudad de Panamá y 174 en todo el país- intentan escarbar lo sucedido para conocer la verdad.

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