El legado de Fernando Guardia
Simpático y risueño siempre, sí, así era el padre Fernando Guardia Jaén. Con su carisma, y sonrisa se convirtió en uno de los sacerdotes más influyentes en la sociedad panameña.
Su vida se caracterizó por su celo pastoral y un profundo amor a la patria. Fue un fiel creyente en un evangelio encarnado en el pueblo.
A sus 19 años, Fernando Guardia Jaén decide entrar a la Compañía de Jesús, haciendo una opción total y radical por Cristo y su Evangelio.
Ingresó a la Compañía de Jesús el 13 de noviembre de 1945, vocación que mucho tuvo que ver con su familia, un hogar muy cristiano y sencillo, formado por Fernando Guardia y Elida de Guardia. Ellos transmitieron a sus siete hijos su profunda fe y amor a la Patria.
Fue ordenado sacerdote el 15 de junio de 1960 en Saint Mary’s College, en Kansas, Estados Unidos. Su servicio pastoral a la Iglesia lo llevó a trabajar al Colegio Centro América, en Granada, Nicaragua; así como al Colegio Externado San José, en San Salvador, El Salvador.
En su patria fue rector del Colegio Javier, fue en aquí donde le correspondió implementar el Servicio Social Javeriano, que tantos beneficios ha producido particularmente a las propias comunidades campesinas, y a los mismos alumnos que han vivido la experiencia de una fe integrada a la vida de compromiso social.
Fue sin lugar a dudas, el más cercano colaborador de monseñor Marcos Gregorio McGrath (QEPD). Como Vicario de Pastoral, compartió con el Arzobispo un papel protagónico para la puesta en marcha de la renovación eclesial, promovida por el Concilio Vaticano II, Medellín y Puebla.
Fiel a Cristo y a su Iglesia, y fiel a su compromiso Cristiano con el pueblo panameño, Fernando Guardia se destacó por la defensa de la justicia, la paz, y la libertad de los panameños. Alzó su voz para denunciar los atropellos del régimen militar, fue miembro fundador de la Cruzada Civilista, y defensor de los sin voz, de los perseguidos por la dictadura militar.
“Debemos cuestionarnos sobre los preceptos morales que tenemos, si el juega vivo es la máxima de la conducta panameña, si buscar el propio interés es lo que de verdad preocupa”, dijo Guardia en algún momento de su vida.
Por su trayectoria, tanto en el ámbito eclesial como cívico, el gobierno del presidente Guillermo Endara Galimany le otorgó la medalla Presidente Manuel Amador Guerrero, en el grado de Gran Oficial. El padre Guardia fue objeto de muchas medallas y reconocimientos durante su vida.
Este querido y admirado sacerdote, sin siquiera pensarlo, y tal vez, sin imaginar demasiado en el alcance de su idea, se convirtió en el héroe de mucha gente humilde, campesinos de las montañas más escondidas, porque sin su tesón y perseverancia “El Maestro en Casa” jamás hubiese cambiado tantas vidas. Gracias a su esfuerzo, una gran cantidad de panameños y panameñas que eran analfabetas, hoy tienen una instrucción, lograda en su misma casa.
“El Maestro en Casa”, hoy bajo el paraguas del Instituto Panameño de Educación por Radio, (Iper), es quizás el mayor logro y legado, entre los muchos que ha tenido en su carrera como sacerdote, el padre Fernando Guardia Jaén. Su sueño era que todos los nacionales estuviesen instruidos. De allí la fundación de Radio Hogar, que estuvo bajo su dirección desde 1991 hasta 2005.
No cabe duda que, la visión del padre Fernando Guardia fue todo un éxito, una realidad sustentada con los cientos de estudiantes que hoy le agradecen el haber pensado en ellos e inculcarles que "nunca es tarde para aprender".
Hoy el programa "El Maestro en Casa" llega a más de 150 comunidades. Con este programa se han graduado más de mil 400 alumnos y siguen trabajando para expandirse a las Comarcas y Bocas del Toro.
“Aspiramos a elevar la calidad de vida de mis hermanos panameños en el campo, que sean más personas en profundidad, en verdad y es un utopía decir que lo hemos alcanzado, pero hacia ese idea queremos caminar”, aseguró Guardia al inicio de aquella gran iniciativa.
El padre Fernando Guardia Jaén, cumpliría el próximo 10 de julio 88 años, de una feliz y entregada vida... Que descanse en paz.
