Docentes y estudiantes sufren las malas condiciones de las escuelas rancho

Docentes y estudiantes sufren las malas condiciones de las escuelas rancho

En lo profundo de las montañas de la comarca Ngäbe Buglé, está la escuela rancho de Quebrada Peña. Pencas y maderas, amarrados con bejuco, piso de tierra y unos tramos de cemento producto del esfuerzo de los padres de familia, son parte de la realidad que enfrenta este plantel educativo.

Luego de viajar en carro y después en lancha por un violento mar, entrar por una quebrada y finalmente subir una loma; se divisa la estructura que es identificada por una bandera, celosamente cuidada por todos.

Amado Palacio, director de la escuela y sus colegas docentes, no niegan que lloran por las difíciles condiciones que atraviesan, entre ellas, la falta de agua potable, por lo que deben utilizar agua de un pozo para sus necesidades.

A pesar de las dificultades, los niños en medio de su inocencia, estudian con entusiasmo y de manera interactiva cuando uno de ellos pasa al tablero a dirigir la clase.

Mientras que en escuelas con todas las facilidades, los estudiantes de sexto grado no saben leer ni escribir claramente, irónicamente estos niños de segundo a cuarto grado, lo hacen perfectamente.

Con información de Leonardo Machuca

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