Entre el periodismo, la fe y la justicia

Entre el periodismo, la fe y la justicia
Entre el periodismo, la fe y la justicia

Mi adicción empezó meses atrás, pero nunca me imaginé donde pararía, son horas y horas de trasnocho. No podía parar y no sabía cómo hacerlo o ¿quizás no quería hacerlo?.

Mi “enamoramiento” con Netflix es pasional e irracional. Y navegando por esos surcos casi infinitos me topé con The Keepers, una serie de la cual ya tenía conocimiento y que había leído la reseña en el diario La Prensa aquí en Panamá, pero desde que le di “play” jamás me detuve, me devoré todos los capítulos de un solo bocado.

Creo que mi fascinación se desbordó aún más cuando me enteré que la serie (estrenada en mayo de 2017) se había construido con reportes periodísticos desde finales de la década del 60, inicios de los 70, principios de los 90 y del siglo actual, de hecho la historia es contada desde los hallazgos informativos, tal cual como sucedió con el Titanic.

Sencillamente fascinante, no por los altos “raitings” que marcó; sino porque es un crimen sin resolver que acaparó la atención de quienes desconocíamos dicha historia, la cual se desarrolla en un colegio católico de EE.UU. exclusivo para mujeres, quienes más de 20 años después denuncian que habían sido abusadas sexualmente y de forma aberrante por el cura rector y otro sacerdote, inclusive las prostituían con hombres de gran poder y policías a fin de comprar su silencio ante este acto delictivo.

Una monja (que incluso cuestionaba sus votos) se percató de lo que acontecía a sus alumnas y que pretendía denunciar estos actos, un día cuando salía de compras al “Mall” de moda fue raptada y asesinada salvajemente, para acallar su voz. Este crimen sucedió en 1969 y hoy casi 50 años después nadie supo, nadie fue; nunca nadie fue detenido, procesado etc.

Lo dramático es que ambos sacerdotes ya murieron, al igual que otras monjas que formaban parte del circulo de la hermana Cathy (esa era su diminutivo) y el caso no trascendió más allá de los medios y ahora del documental.

Aun así las alumnas aun vivas y que rondan los 60 y más años, ya jubiladas y abuelas hicieron una página en Facebook para buscar a las otras y el impacto fue brutal, muchas contestaron y respondieron al llamado, por ende las denuncias brotaron a borbotones.

Eso aunado a las investigaciones periodísticas y que ellas mismas (las ex alumnas) hicieron hace de la trama un culebrón de ataque y suspenso, pues lo que más me gusta es que es real, no es ficción.

Dejar al descubierto el lado oscuro de la reverenda Iglesia Católica, de la corrupción policial en EE.UU. me dejó bien claro que no sólo el mal permea por el trópico panameño, sino en todos lados y que es visible que el caso no sería reabierto (por ahora) debido a las presiones celestiales y de todas las índoles.

Me pasó que a media noche, ya en el cuarto o quinto capítulo solo en la cama y a oscuras quedé frio con la escena del hábito de la monja colgado en el ático de uno de los supuestos implicados y que desvelaba las secuelas sicológicas que dejaba en los sobrevivientes.

Sencillamente increíble, para mi es un paradigma en el que me veo reflejado. ¿Por qué? Porque soy periodista y estudie en un colegio católico de la Benemérita orden Salesiana (SDB) o sea que conozco ambas caras de la moneda, todo lo que trascienden en los pasillos de estos colegios y cómo el periodismo investigativo puede desenmarañar todas las tramas y tocar las fibras más delgadas del sentir del ser humano.

De que hay gente mala, ni los sacerdotes se salvan, pues como dijo algún Papa, todos somos hombres tentados por el demonio, pero en fin, este documental (el cual recomiendo hartamente) deja al descubierto una realidad, incluso mucho antes que “Spotlight” lo revelara y ganara todos sus Oscars. Una verdad que en Panamá se ha dado y que la cúpula Católica ha sido descarada en tapar y mover sus fichas, pero yo sigo siendo un hombre de Fe, creo en la bondad del ser humano, en un ser supremo y ecuménico.

Y aunque los criminales mueran o maten a sus víctimas para tapar sus voces y denuncias (como es este caso), al final la verdad saldrá como la luz al final del camino y ahí estará el periodismo, indagando para hacer justicia y que casos como el de “sister Cathy” y otros muchos más sean resueltos.

Amen!!

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