¿Qué motiva el voto de los panameños en estas elecciones?

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¿Para qué sirve un plan de gobierno? ¿Cómo vota el panameño? ¿Hay ideología en la política panameña? Estas y otras preguntas fueron analizadas este domingo en Radar.

El politólogo Harry Brown Araúz explicó que “en Panamá tenemos una relación ambigua con los planes,” ya que “nos interesan, pero probablemente no los leemos.” Lo comparó, según una metáfora del abogado Milton Henríquez, a las piscinas en los hoteles: se consideran a la hora de elegir un hotel, pero probablemente uno no se mete.

Sin embargo, destacó su gran importancia para la gobernanza, ya que, al ser un plan de acción política y económica, “es el documento más importante para la rendición de cuentas,” por lo que “debe tener objetivos y metas y debe tener de donde van a salir los recursos,” además de un fondo ideológico con visión del país y el mundo.

El abogado Jaime Raúl Molina afirmó que la mayor utilidad de los planes de gobierno es como herramienta para el candidato para así poder atender todas las distintas temáticas que a la ciudadanía le interesan, las cuales varían según estado económico, lugar de residencia, edad, etc.

Molina sostuvo que “algo que sí impacta al ciudadano son propuestas concretas,” ya que lo ayudan a formar “atajos cognitivos” que guían el pensamiento de cómo debe ser el candidato en otras áreas.

A pesar de la importancia de estos documentos, para el estudiante de derecho José Luis Paniza, “hay poco tiempo para analizar los planes de gobierno,” ya que “en 2 meses hay 4 elecciones” y “es imposible en tan poco tiempo votar de una manera realmente consciente y razonable.”

¿Hay ideología?

El Dr. Brown aseguró que no es cierto el mantra de que en Panamá no tenemos ideología.

Explicó que en mediciones del Barómetro de las Américas, aproximadamente un tercio de la población se describe como inclinada a la izquierda, otro tercio en el centro, y el último tercio hacia la derecha, con solo un 5% describiéndose como sin ideología.

“Lo que no hay en Panamá es diversidad de posiciones ideológicas,” afirmó Brown, refiriéndose a la oferta de candidatos. “Como todos piensan la misma, se crea la idea de que es una forma natural de pensar.”

Además, aseguró que la población “le da mucha importancia al cómo, pero no al qué, que es donde están las líneas de conflicto” y donde casi todos los candidatos tienen propuestas similares.

El abogado Molina utilizó una metáfora colorida para describir la homogeneidad en la oferta electoral, asegurando que “estamos eligiendo distintos tipos de chicha de tamarindo.”

Asegura que “es un problema que tengamos que elegir en base a personas,” ya que “cuando las personas importan tanto es porque no hay institucionalidad.”

Para el candidato Saúl Méndez, en Panamá “el voto a la gente se le vende con clichés publicitarios y propaganda, pero no con debate de ideas.” Afirmó que no ha habido verdaderos debates, ya que los celebrados hasta el momento se inclinan más en formato a foros o conversatorios.

Méndez también cuestionó que cuando realiza giras, “a cada lugar que uno llega, a un grupo organizado le interesa saber cómo se resuelve su problema concreto,” pero que “la vida no funciona en pedazos” sino “de manera integral,” pero “se pierde mucho tiempo en lo superfluo y eso es lo que no permite entrar al análisis científico de los problemas.”

Entonces, ¿Por qué vota el panameño?

Los panelistas apuntaron a diversos factores que guían el voto del panameño, actuando en conjunto para llegar a su decisión final en las urnas.

“Si bien es cierto que mucha gente ya tomó su decisión de voto, hay un elemento previo de decidir si votar gobierno u oposición,” aseguró Molina. “Eso hay gente que lo decide de antemano sin saber quién es el candidato.”

Paniza destacó un elemento distinto, y es que “en Panama votamos por castigo,” eliminando así opciones “porque no repita el gobierno, porque no queremos a un partido, porque se pintó el pelo, votamos por tal y tal, pero no votamos por las cosas que hacen un voto informado.”

Sin embargo, Brown sostuvo que sí existen patrones sociológicos en el voto de las personas. Según él, “votamos muy parecido a las personas que nos rodean,” al punto que “se puede mapear geográficamente,” por lo que “no es un fenómeno individual, sino sociológico.

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