Messi fue la diferencia del clásico

El árbitro montó la polémica. Se puede decir que hubo dos equipos blancos. Uno con Pepe y otro sin el portugués. Claro, esto no quita mérito al fantástico juego del Barcelona, inspirado en su tridente Villa, Pedro y Messi. Era danza catalana contra rock madrileño. El arte de Picasso contra la muralla china. En resumen: Ganó el Barcelona 2-0 en la semifinal de ida de la Liga de Campeones. A resolver la serie en la vuelta, el próximo martes en el Camp Nou, templo sagrado de la generación “más que un club”. Ya lo gritan en La Castellana, que nadie de por perdido al Madrid. Aunque el golpe catalán retumba aún en el estadio. Messi la diferencia Precisamente Messi, el crack mundial, volvió a respirar tranquilo con la ausencia de Pepe, era el Rey del Bernabéu. Allí arrancó su magia. Al minuto 77 el primer asalto artístico, colocación perfecta del balón a pase de Affelay, dentro del área sólo impulsó el balón a su beso eterno a la red. Iker no pudo más. Al 87 alguien frotó la lámpara. Apareció el genio nuevamente. En esta ocasión se quitó a tres jugadores. Pero no importa la cantidad, sino la forma. Quiebres de cintura. Baile completo. Canta el catalán y silencia al Bernabéu. Dos tiempos Todo el partido el Barcelona dominó el balón. Tuvo, como es costumbre, la pelota. En el primer tiempo se vio algunas acciones blancas. Opciones por bando y empate en el 45. Al segundo tiempo al minuto 61 Pepe hizo una falta a Dani Alves. Los medios catalanes la dan justa. Los madrileños la tildan de robada. Polémica suelta. Para gusto las repeticiones. Lo cierto es que el árbitro sacó la cartulina escarlata. Al final, de premio Mourinho fue expulsado. El Bernabéu furioso pitó. Canticos más... canticos menos... Luego apareció Messi y fin. La vuelta en Barcelona estará que arde. No se la pierda. Esto no se ha acabado.